martes, 19 de septiembre de 2017

Premio Trayectoria - Juan Carlos Distéfano . Artistas Premiados Argentinos

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  1. Martha9 de marzo de 2015, 11:21


    El centro de sus reflexiones es el cruce entre cuerpo y violencia. En sus obras el cuerpo humano modula torsiones, se extenúa, se estira, se contrae, se expande, se confunde con los objetos, forzado por distintas clases y grados de violencia. Son cuerpos atravesados (e inscriptos) por el dolor de la violencia social y política que caracteriza la historia facciosa y sangrienta de la Argentina.4
    Es autor de escasa producción por el tipo de procedimiento técnico que emplea dividido en distintos pasos lentos y engorrosos.
    Al comienzo fue pintor y se situó dentro de la neofiguración respondiendo a patrones baconianos. Según Hugo Monzón:5

    En nuestro artista las formas habitaban, al igual que el pintor inglés, espacios de naturaleza casi abismal, lindantes con el vacío, y eran predominantemente curvas, con tendencia a encerrar la figura dentro de límites netos, plásticos, sólo que en su caso a esos contornos correspondía un modelado interior también escultórico al que llegaba a subordinarse el color
    Era otra resultante de la nueva figuración de la época, amante de las relaciones insólitas, de los cortes abruptos, de las mezclas explosivas
    Tiene influencias del arte latinoamericano en especial las tallas coloniales de corte europeo renacentista y el arte egipcio, etrusco, azteca y artistas como Lorenzetti, Brueghel, Signorelli y Van Gogh.

    Reconoce influencias del grupo CoBrA, del inglés Alan Davie, y del este movimiento neofigurativo de Ernesto Deira, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega, pero siempre trabajó en forma solitaria sin casarse con ningún grupo o tendencia. Su neofigurativismo no es surrealista.

    Los temas de las esculturas de Distéfano son el dolor físico dado a otros, la violencia, la animalidad del hombre depredador, la tortura - en clara alusión a la dictadura argentina entre 1976 y 1983 -, relatos bíblicos sobre espíritus malignos torturados, la crucifixión, formas ignominiosas del suplicio, el descenso del alma torturada a los infiernos, destinos trágicos, el drama de los condenados sin causa.

    Todas sus obras transmiten una sensación sofocante, un estado opresivo, un efecto de compresión.

    En ellas prevalecen la destrucción y el horror, el desprecio y la degradación, la ferocidad y el espanto. Pero no es el caos lo que reina sino todo lo contrario: un riguroso orden geométrico con alteraciones en la distancia, en la posición y en la escala.

    La figura humana desnuda, sometida a estructuras que la aplastan y la comprimen, soporta tensiones brutales hasta el desgarramiento. Esta figura presionada, sufriente, arrodillada, humillada, nunca de pie, es la protagonista de estas obras de una ¿belleza? convulsiva y revulsiva.


    Figuras crispadas, tumbadas, retorcidas, desprotegidas, vulnerables y expuestas a las inclemencias del tiempo y de los hombres: agua impenetrable, pantanosa y humo rígido que ahogan, viscosidades de líquidos perturbadores, peldaños de escalinatas que se abren al abismo.

    Entre sus temáticas aparecen encarnizadas refriegas, disturbios raciales, máscaras mortuorias, masacres, asesinatos, desastres, iniquidades, violaciones y genocidios.6 7

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