domingo, 20 de agosto de 2017

Estudio y tecnicas de Degas y picasso 11 51 mn

2 comentarios:

  1. KOSME DE BARAÑANO | 07/06/2000 | Edición impresa

    "Bailarinas" (1890) de Degas, obra que forma parte de la exposición "De Degas A Picasso: pintores, escultures y la cámara" que se inauguró ayer en Guggenheim Bilbao

    Para el mundo el arte la significación de la aparición de la fotografía fue clara desde sus comienzos alrededor de 1839. Los artistas se dieron cuenta por una parte de que la fotografía servía de boceto de la naturaleza con gran fidelidad y sobre todo con rapidez de ejecución, de instantánea. Por otra parte se dieron cuenta de que convertía en obsoleta la práctica de aquellos artistas cuyo objeto era la simple reproducción de la naturaleza.

    Mientras unos artistas como Corot o Daubigny fueron a buscar el sentido del movimiento en la naturaleza, otros como Courbet o Delacroix usaron fotografías como bocetos. Este último fue miembro de la primera Sociedad Fotográfica de Francia en 1851, y solía advertir a sus alumnos de que el medio fotográfico había que tratarlo con cuidado. La fotografía era una revelación de los secretos de la naturaleza pero, a la vez, era una interpretación: “si un hombre de genio utiliza los daguerrotipos como se debiera, elevará su arte a una altura hasta ahora desconocida”.

    La actual exposición De Degas a Picasso: pintores, escultores y la cámara viene del Museo de San Francisco, pasando por el de Dallas y recae finalmente en el Guggenheim Bilbao. Ofrece una visión nueva, un ensayo diferente, sobre el papel de la fotografía a finales del XIX y principios del XX en la historia del arte. Explora el papel de este medio en el proceso de trabajo tanto conceptual como práctico en la producción de catorce artistas. Una deriva del ensayo se dirige al papel de la fotografía en el mundo de los simbolistas. Quizá sea este apartado el menos interesante pero la exposición de Dorothy Kosinski, conservadora de arte europeo en el Museo de Dallas, es brillante por la calidad de las obras, por el nuevo punto de vista que nos dirige y por la argumentación del conjunto. Es decir, una exposición que merece la pena para el público en general y que, sobre todo, abre una nueva perspectiva en el conocimiento histórico artístico. Trata de autores que fueron fotógrafos, o que hicieron uso de fotografías, que las utilizaron como medios de estudio y de expresión de sus trabajos, o que las hicieron con posterioridad a la obra para simplemente documentarlas o para analizarlas más detenidamente y seguir avanzando. Así, por una parte, nos patentiza el papel de la fotografía en cada uno de esos artistas, individualmente, respecto a su propia obra, y por otra nos muestra el papel de la fotografía, en su conjunto, como fenómeno que influye en el desenvolvimiento de la modernidad artística a principios de siglo.

    El uso de la fotografía en el siglo XIX, al margen de un género más de las Bellas Artes, se da en la utilización de las artes plásticas como elemento o material como en los citados “recuerdos” de pintores, como elemento de estudio preparatorio o boceto o esquema de trabajo, y como medio de avance fundamentalmente en los escultores como Rodin o Rosso y, sobre todo, en las “instalaciones” en el taller de Brancusi.

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    Muchas Gracias

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  2. Gauguin en Oviri, escritos de un salvaje no admite el valor de la fotografía cuando dice “las máquinas han llegado, el arte ha huido, estoy lejos de pensar que la fotografía nos pueda ayudar”. La exposición nos muestra a artistas que utilizaban la cámara como un bosquejo para llevar a cabo su obra, como un dibujo (Khnopff, Moreau, Mucha, Munch, Von Stuck), los que utilizan como un análisis de la realidad visual (Degas), como terreno de estudio de la psicología interior (Munch), como enciclopedia visual o memoria (Gauguin, Moreau, Picasso), como cosificación de las texturas y de atmósfera de enfoque (Vuillard, Vallotton, Bonnard) o como preservación y encuentro de las cualidades de la materia y de la luz (Rodin, Rosso, Brancusi).Es interesante también el papel de Picasso en relación con la fotografía. Picasso en 1912 fotografía las paredes de su estudio en el boulevard Raspail con sus montajes de papiers colles, experimentación con todo tipo de soportes y medios, ensamblajes de todo tipo de cosas, como un dios que todo lo modifica. Lo hace muchos años antes de encontrarse con esas excelentes fotógrafas que fueron Dora Maar o Lee Miller. Anne Baldassari ha estudiado en diversas publicaciones recientes tanto el papel de la fotografía como las fotos de estudio, de viajes, de amigos, etcétera, de Picasso.

    Personalmente considero el capítulo más bello e interesante de esta exposición concebida como un ensayo la relación con la fotografía de los tres grandes escultores, Auguste Rodin, Medardo Rosso y Constantin Brancusi. La excelente exposición sobre Medardo Rosso en Santiago de Compostela en 1996 comisariada por Gloria Moure ya presentó el valor de las fotografías de Rosso en relación a la producción de su obra escultórica.

    En Rosso hay que distinguir las fotografías de la obra hecha, terminada, fichas documentales, de las fotografías de corte instrumental, con las que trabaja y busca matices para sus obras, con las que estudia el “instante visual” que intenta “imprimir” o, en términos fotográficos, “revelar”. Por eso Degas, gran amigo de Rosso, pensará que el italiano lo que hace en realidad es pintura con otro material, la cera. Rosso utiliza la cámara fotográfica en lugar del cincel para abreviar algunos pasos. Como por ejemplo para plantear situaciones como lo haría con los dibujos. Acelera así el proceso de modelado, como Degas acelera la progresiva construcción del cuadro a través de sus miradas con la fotografía.

    Rosso dirigía al fotógrafo como Rodin, intervenía en las placas. Ellas sugieren la clave de lectura de sus trabajos escultóricos y la manera de exponerlas e iluminarlas, los efectos de luz. La manipulación de las fotografías intenta buscar la veracidad de la impresión preconceptual, la desmaterialización de la imagen retratada y su descomposición en el espacio alrededor. Lo hará Alberto Giacometti después con la filigrana de sus Mujeres de pie. La frase clave de Rosso es “nada es materia en el espacio” (rien n’est materiel dans l’espace).

    Más que un estudio de la fotografía como un arte autónomo, la exposición refleja y analiza el modo y manera en que la fotografía incide, cambia y desarrolla el proceso creativo de estos artistas.

    Kosinski hace asimismo una referencia a nuestro comienzo de siglo y la invasión de nuevas tecnologías visuales, como los soportes electrónicos, la avalancha de su propaganda comercial y el confusionismo en los jóvenes artistas. No es la técnica lo que es el material base del arte, sino la fuerza poética y de inspiración, como en la exposición se pone de manifiesto, no es lo importante y renovador la fotografía en sí como medio sino la capacidad del sujeto que la maneja y su capacidad de pensamiento visual, el tener algo que decir, y hacerlo con arte, duende o como se llame a la originalidad. Se presenta asimismo un excelente catálogo con diversos e interesantes ensayos. www.elcultural.es

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