miércoles, 28 de diciembre de 2016

CÁNDIDO LÓPEZ, BUENOS AIRES, 1840- 1902, BARADERO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Vista interior de Curuzú mirado de aguas arriba (norte a sur) el 20 de septiembre de 1866

​Cándido López  pinta esta escena en 1891 cuando vive junto a su familia en la localidad de Merlo, provincia de Buenos Aires. Sin embargo la escena refiere al 20 de septiembre de 1866 y muestra los momentos previos a la marcha del ejército argentino a tomar posiciones para el ataque a la trinchera de Curupaytí.
Curuzú estaba ubicado en territorio paraguayo junto al río Paraguay. Cándido lo reconstruyó en base a un dibujo que había realizado en el lugar, el último de su cuaderno antes de la batalla de Curupaytí, y de ser herido. A este campamento fue trasladado luego de que perdiera su mano en el campo de batalla para hacerle las primeras curaciones. En este paraje el ejército aliado se preparó para atacar Curupaytí, batalla que tuvo lugar el día 22. En su diario de guerra el pintor así describía el lugar:

“[…] La fortaleza de Curuzú consistía en una trinchera de tierra bastante sólida con un foso adelante, artillada con trece cañones de distintos calibres; su flanco derecho se apoyaba en la barranca del río, y su izquierda en una extensa laguna con una pequeña palizada. En el interior del recinto amurallado existe un monte ralo en el que predominan los altos curupayes.
Al costado del  río todo el borde de la barranca está poblado de caprichosos árboles que siguen sin interrupción hasta llegar a la fortaleza de Curupaytí […] Frente a la punta de la isla de Curuzú se ven los palos del encorazado ‘Río de Janeiro echado a pique por un torpedo paraguayo el día 2 de septiembre, víspera de la gloriosa conquista de esta posición y allá, más lejos, están los encorazados vigilando a Curupaytí”. (1)

El artista focaliza su atención sobre la división del ejército brasileño, comandado por el Vizconde Porto Alegre, personaje ubicado junto a una carpa a rayas y destacado con un toldo. La narración visual -sobre un soporte apaisado- describe la actividad en el campamento, un momento transitorio antes de la batalla, poniendo de manifiesto el trabajo cotidiano detallando objetos, armas, uniformes, naturaleza, los trabajos, las diversas insignias. También pone el acento en la descripción del paisaje, que ocupa un lugar fundamental en toda la serie de la guerra.
El campamento, que había pertenecido a los paraguayos, presenta algunas señales de la batalla ganada por el ejército aliado: la escalera rota del vigía al pie de la muralla, las cruces señalando las sepulturas de los oficiales paraguayos caídos en combate  (junto al foso), los troncos de los árboles quebrados. También observamos los ranchos abandonados por los paraguayos, con techos de paja, las mantas secándose al sol, los hombres cargando bolsas, bañándose en el río, los jefes dando directivas, las fogatas, las embarcaciones comerciales, incluso las compañías de negros Bazanos, que pocas veces eran vistas en tierra.

La intención de recordar los hechos de manera fiel que se propuso el pintor, fueron avaladas por Bartolomé Mitre en una carta que expresa:
“[…] Sus cuadros son verdaderos documentos históricos, por su fidelidad gráfica, y contribuirán a conservar el glorioso recuerdo de los hechos que representan.
Me es agradable a U. este testimonio, a la vez que felicitarlo por su laborioso trabajo, ejecutado con tanta paciencia como amor por su acierto.[…]”.(2)
Esta obra fue parte de un conjunto de 15 donada por  los descendientes del autor en 1963 al MNBA que comprendía su autorretrato, bocetos y manuscritos, además de la serie pictórica  que marca los días finales de su participación en la Guerra de la Triple Alianza.
www.bellasartes.gob.ar

1 comentario:

  1. Paraguay desarrolló una economía defensiva, integrada por medianos propietarios agrarios, que se basaba en el monopolio estatal de la propiedad del principal instrumento de producción, la tierra, y la comercialización de los productos fundamentales de exportación (yerba y tabaco) lo cual le permitió capitalizarse rápidamente a pesar de los gravosos impuestos que le demandaba el puerto de Buenos Aires. No existían en Paraguay sectores dominantes como los estancieros o la burguesía comercial porteña, si un Estado poderoso con una gran centralización política y una dictadura personalizada en la figura del Mariscal Francisco Solano López. En lo económico, este poderoso Estado promovió la diversificación de la producción y el desarrollo de la industria.

    Hacia 1860, el gobierno paraguayo levantó astilleros y fabricas metalúrgicas, construyó ferrocarriles y telégrafos, creó escuelas primarias y envío jóvenes a Europa para perfeccionarse. El Estado era el único gran capitalista. Era el único país de América del Sur que no tenía deuda pública extranjera, según Alberdi (intelectual argentino y fervoroso defensor de Paraguay durante la guerra) no porque le hubiera faltado crédito, sino porque le bastaron sus recursos y sus buenas inversiones.

    Argentina, Brasil y la política por otros medios

    Suele atribuirse a la diplomacia y capital inglés la trama de la guerra contra Paraguay, si bien es cierto que fue uno de los grandes beneficiados durante y al final de la guerra, no es menos cierto que Argentina y el Imperio de Brasil y sus sectores económicamente dominantes tenían intereses propios en la destrucción del Paraguay que describimos.

    Mitre y la oligarquía porteña tenían dos objetivos, por un lado, Paraguay y su prosperidad representó un latente foco que podía aglutinar a las derrotadas provincias del Interior. Recordemos que Argentina aun transitaba el proceso de consolidación del Estado argentino, entonces era necesario eliminar, literalmente, toda oposición o alternativa a los planes de la incipiente burguesía comercial argentina, es decir evitar que las provincias del Interior se apoyen en Paraguay y viceversa; y por otro lado, romper la barrera del monopolio estatal paraguayo y extender así su influencia comercial sobre la región.

    El Imperio esclavista de Brasil, tenía otros intereses que hacían a su estructura económica: la producción de café y azúcar en base al trabajo esclavo, sistema de producción costoso e ineficiente ya, estaba en crisis. La opción de eliminar la esclavitud, chocaba con los intereses de los dueños de las plantaciones, entonces la alternativa fue expandirse a costa de los vecinos, en este caso Paraguay.

    Así la necesidad de expansión territorial brasileña y la oligarquía porteña con el auxilio de la banca usuraria británica, proceden a buscar al último aliado para esta cruzada: Uruguay.(...)
    Se la llama la guerra de la triple infamia.
    laizquierdadiario.com

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