jueves, 24 de noviembre de 2016

"Renoir: intimidad". El Thyssen reúne en Madrid 78 obras del impresionis...

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  1. Figura central dentro del desarrollo del movimiento impresionista, el artista francés Pierre-Auguste Renoir se formó como pintor de porcelanas en el obrador de los Lévy, si bien su interés por la pintura hizo que visitase el Musée du Louvre con frecuencia donde, en torno a 1860, comenzó a copiar las obras de los maestros clásicos. Desde 1861 asistió a las clases de dibujo de Charles Gleyre y finalmente fue admitido en la École des Beaux-Arts en 1862, aunque permaneció ligado al estudio de Gleyre, donde trabó conocimiento con Claude Monet, Alfred Sisley y Frédéric Bazille. Junto a ellos, realizó excursiones al bosque de Fontainebleau y pronto se sintió atraído por la práctica de la pintura pleinairista.
    En 1864 se expuso por primera vez en el Salon una obra de Renoir: La esmeralda, que él mismo destruiría posteriormente. Sin embargo, en los años anteriores el Salon había rechazado diferentes obras suyas, algo que le haría participar en el Salon des Refusés de 1863. Tras una pausa por la guerra franco-prusiana, en la que fue llamado a filas, Renoir expuso en la Primera Exposición Impresionista de 1874. Durante estos años inmediatos al fin de la guerra, pasó temporadas junto a Monet en Argenteuil, donde ambos realizaron paisajes que se convertirían en ejemplos paradigmáticos del estilo impresionista.
    Su participación en las exposiciones impresionistas finalizó tras la tercera, celebrada en 1877, y a partir de 1878 sus obras fueron admitidas en el Salon oficial. Este cambio de actitud coincidió con una crisis creativa en la que Renoir se desvinculó del impresionismo. Sus composiciones se volvieron más equilibradas y aumentó en ellas la importancia del dibujo. La influencia de Jean- Auguste-Dominique Ingres y de su viaje a Italia, en el que se sintió especialmente atraído por Rafael, se hizo patente en sus nuevas obras, que tuvieron en las bañistas uno de sus temas más recurrentes.
    En busca de nuevos campos de inspiración, Renoir viajó mucho dentro y fuera de Francia, visitando los museos de muchas ciudades europeas, como Dresde, Londres y Madrid.
    En torno a 1900 la fama de Renoir se había extendido y estaba considerado como un gran artista. Con el cambio de siglo su salud empeoró y sus problemas reumáticos hicieron que se trasladase a una pequeña localidad del sur de Francia, Cagnes-sur-Mer, donde compró una casa, hoy museo. Finalmente tuvo que dejar de pintar y comenzó a dedicarse a la escultura, tarea que realizaba gracias a la ayuda de un joven escultor que llevaba a cabo las indicaciones del maestro.
    museo.thyssen.es

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