viernes, 18 de diciembre de 2015

PABLO SUÁREZ, RECORDADO ARTISTA ARGENTINO

PABLO SUÁREZ !feliz cumple eterno, superhéroe!

Todos los 15 de dic. recordamos con admiración y cariño al artista, amigo, primer presidente de Fund. Start, primer charlista de ramona y puntapié inicial de Bola de nieve.

Pablo Suárez - Fotografìa de Alberto Goldenstein - Circa 1990



Un textual de Pablo Suárez: "A la máquina de ajedrez si la encarás con ideas precisas y te animás a sacrificios impactantes, le ganás; porque la máquina se maneja a través del cálculo miserable". Una cita que es una ética, que es una estética.
Quienes conocieron a Pablo Suárez lo reconocerán en este contenido nada contenido, en ese tono tan desafiante como cómico ¡típico de él!, tan de Superman... (más cerca del dibujito animado que del Übermensch nietzscheano).
Le escuché sentenciar esta ocurrencia en 1991 y salí corriendo a guardarla en el cajón de citas del saber vivir; a sabiendas que sólo funciona para los que saben de verdad, para los que nacieron sabiendo. Exclusión que (nos) incluye a casi todo el resto para hacer de ellos -los siempre otros- seres aún más fascinantes.
A quienes creemos con fe en los dibujitos animados toparnos con superhéroes más acá de la tele no suele resultarnos extraño; sin embargo, aún para los bien predispuestos a la emoción del estado de excepción, Pablo fue todo excepcionalidad.
Aprendí de él a ser buen público, a distancia super pullman de cachorro en torno a una mesa. Aprendí a ser testigo extasiada, torpeécouteur de gestos y acciones de estos superhéroes cotidianos que nos siguen día a día en-can-tan-do al suspender en nosotros una y otra vez todo descreimiento en pos de toda felicidad.
por Kiwi Sainz
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3 comentarios:

  1. uno tiene que pensar que el espectador
    es como una piedra a la que hay
    que machacar con una persistencia de
    gota de agua para lograr penetrarlo mínimamente.
    por otro lado los ojos del espectador
    son aquellos que aseguran tu
    supervivencia, es en el espectador donde
    viven las cosas que vos... es la mirada
    del otro... poder capturar la mirada del
    otro es importantísimo para sentirse como
    habiéndole puesto algo a este mundo,
    porque sino es como si uno no hizo ni
    sombra en la calle... yo no creo que sea
    una pretensión trascendente pero cada
    vez que uno hace algo, lo hace apasionadamente,
    tampoco lo hace por ganar guita,
    porque también sabe que no se gana
    guita de esta manera... se supone que va
    dejando un rastro en el otro, es como si directamente
    uno sobreviviera o perviviera
    en el otro y le dejara como metido una semilla
    o un recuerdo o algo, una especie de
    triquiñuela para asegurar esa especie de
    supervivencia, la vida es muy corta
    Pablo Suárez

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  2. Pablo Roberto Suárez(Buenos Aires, 15 de diciembre de 1937 - Buenos Aires, 15 de abril de 2006) fue un pintor y escultor argentino.


    Su padre, Roberto Suárez Baconé, médico y pintor aficionado. Su madre, María Consuelo San Germán, pianista. En 1955 Ingresa en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, pero abandona los estudios. Asiste a un gimnasio donde practica box. Frecuentemente contaba que por la época participaba en varios encuentros como amateur.
    Como pintor, si bien siempre se definió como autodidacta, asistió al taller de Raquel Forner y Alfredo Bigatti.
    Entre 1957 y 1958 decide dedicarse al arte de manera específica. Es impulsado entre otros por Germaine Derbecq, Alberto Greco y Antonio Berni . Este último es quien se constituye en uno de sus principales mentores y estimula sus búsquedas artísticas. Algún tiempo después, se convierte en su ayudante. Sin duda, Berni es uno de los que opera como una figura de peso en su formación como artista y probablemente, la mayor influencia de Suárez haya sido la actitud de permanente intercambio con los artistas de las generaciones más jóvenes.
    En 1959 realiza su primer envío al Salón Municipal ¨Manuel Belgrano¨, en el Museo Municipal ¨Eduardo Sívori¨, en Buenos Aires. Participa de una exposición colectiva en Sofía, Bulgaria.
    Años 1960[editar]
    En diciembre del 1961 realiza su primera exposición individual, en la galería Lirolay. Presenta entre otros, los óleos Los tres en soledad (1960), Los espectadores (1961), El penitente (1961), Los Condenados a muerte (1961) y también algunos dibujos.
    Suárez frecuenta el legendario bar Moderno, reducto de encuentro para artistas como Alberto Greco, Emilio Renart, Rúben Santantonín, Jorge de la Vega, Ricardo Carreira, y Oscar Bony, entre muchos otros.
    En 1965 por medio de la obtención de una beca, viaja a los Estados Unidos. Participa de la exposición The emergent decade. Latinamerican painters and painting in the 1960`s con curaduría de Thomas Messer. La muestra comienza su itinerancia en el Museo de Bellas Artes de Caracas y concluye en el Salomon R. Guggenheim Museum, en Nueva York. Entre el 28 de mayo y el 11 de junio de 1965 colabora con Rubén Santantonín y Marta Minujín en la Menesunda, una ambientación ideada a modo de experiencia multisensorial en la que el público experimenta diversas situaciones visuales, táctiles y auditivas. Uno de los habitáculos del recorrido presenta una enorme cabeza de mujer modelada por Suárez en poliéster opaco reforzado con lana de vidrio.
    Entre 1964 y 1966 realiza un happening en la Galería Guernica conocido como ¨Un día de nuestras vidas¨, junto a Marta Minujín y Rúben Santantonín, entre otros.
    Años 1970 y siguientes[editar]
    A comienzos de los años 70, debido al agotamiento del arte, por la situación política del país, algunos plásticos que participaban en el Di Tella deciden alejarse de la actividad artística; es así como Suárez se radica en la provincia de San Luis. En 1972 retoma la pintura con escenas de paisajes e interiores de casas ubicadas en los suburbios bonaerenses y, desde la parodia, toma elementos de las obras de Molina Campos.
    Entre 1981 y 1985 se traslada a Mataderos, barrio que se constituye en motor de su trabajo. En esta década se vincula al contexto explosivo de la vuelta a la democracia, un momento en el que confluyen las artes y las publicaciones alternativas en espacios marginales como el Parakultural. En estos años Suárez, como también Marcia Schvartz e incluso Antonio Berni, vuelve a la pintura con gran colorido y una pincelada gestual. También en las obras de este período el artista recurre al grotesco, con personajes modelados en resina que se desprenden del plano del soporte pictórico hacia el espacio. En esta época es docente en el Taller Barracas, para artistas becados por la Fundación Antorchas, y en el 2000 se traslada a Colonia del Sacramento, Uruguay. En abril de 2006 fallece en la ciudad uruguaya- es.wikipedia.org

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  3. La exposición que Pablo Suárez no llegó a hacer.







    Por Laura Batkis
    Durante los tres meses que Pablo estuvo internado en el Hospital Durand, mantuve con él la misma relación que entablamos durante los últimos 10 años: amigos y cómplices. Pablo me contaba sus obras, yo empezaba a bocetar el prólogo hasta que él realizaba sus esculturas, que siempre eran igual al modelo que me iba imaginando.

    La muestra que Pablo me contó, y que pensaba realizar cuando saliera del hospital, era una serie a partir de un cuadro que expuso en su última muestra en el Centro Cultural San Martín, en abril de 2005. Aquella muestra se titulaba Serenamente andando, y allí Pablo quiso cambiar el tono de su discurso. En el prólogo –su último texto– confesaba: “Esta serie de pequeñas témperas ha sido planteada desde el placer de recuperar situaciones y paisajes que quedaron en mi memoria, y pintarlas sin pretensiones fue mi principal objetivo. No aspiran a ser críticas ni provocativas”. La muestra que Pablo me contó se llama Beau Geste (“Bello gesto”), realizada a partir de una de las témperas de aquella exposición que ilustra la tapa del catálogo. Me dijo que quería volver a pintar, con óleo, dibujo, témpera, porque su mensaje era urgente y no tenía el tiempo más demorado que exige la escultura. Serían obras de gran tamaño. “Ya van 10 –me decía–, las tengo en mi cabeza”, hasta que llegó a pensar 15 obras. Los colores serían fuertes, azules, como los de Gramajo Gutiérrez. Pablo empezó en este último año a cambiar el tono. El tema de la muestra que Pablo me contó era la solidaridad del trabajo cuerpo a cuerpo, los pequeños actos cotidianos de gente anónima, realizados sin ninguna otra intención más que el bello gesto de la ayuda solidaria y desinteresada. “El hospital me da muchas ideas”, me decía, y estaba un poco cansado de la denuncia mediática tan común en estos tiempos. En esta muestra quería expresar su convicción de que la identidad personal se conforma por el afecto de los amigos que ensanchan nuestro mundo. Darle de comer a alguien que no tiene quien lo visite era un posible cuadro, prestarle el diario al compañero de la sala, llamar por teléfono a un amigo para saludarlo. “El pequeño tema”, me decía. También quería escribirle una carta personal a León Ferrari, no me la quiso dictar, la quería escribir personalmente. Desconozco el contenido de esa carta pero intuyo que León la puede imaginar.

    Pablo nunca se bajó del ring, y resistió hasta el final con mucha dignidad. Me pidió que no estemos tristes porque en su intensa vida dijo siempre lo que pensaba y se dedicó a lo que amaba, el arte. Una semana antes de su partida me pidió que por favor lo llevara a su casa, porque quería ponerse a pintar.www.pagina12.com.ar

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