martes, 1 de diciembre de 2015

ALEJANDRO BONZO, ARGENTINO, 1976




www.subastasroldan.com.ar / (Sin título, acrílico sobre tela)

2 comentarios:

  1. En sus imágenes existe un desafío a la realidad. Parecen evocar a Magritte en su "realismo mágico". De quién es esa realidad?
    Fue Roland Barthes, el primer teórico que habló de un "significante vacío". De este modo los significantes quedan abiertos a lo que el observador en este caso, los interprete.
    En esa tarea estoy. Me evocan imágenes de De Chirico y por supuesto de Magritte.
    Son imágenes, inquietantes, oníricas, fantásticas.Está cuestionada la representación con ese sol y las aguas contempladas, diría por una sombras.
    El cielo es especialmente de Magritte.
    Los enigmáticos árboles enredados en pentagramas de colores, me evocan un arte romántico, sin reglas, sin duda sobrevive en las jóvenes vanguardias. A pesar de que al minimizar la figura humana pueden tornarse siniestros.
    En una obra de Mariele Neudecker: I Don t Know How I Resisted the Urge to Run (No sé como puede resistir la urgencia de correr), 1998.¨
    Baudelaire, en 1846 describió el romanticismo como "una forma de sentir", lo cual sólo puede descubrirse al buscar dentro del mismo concepto. "Quienquiera que hable de romanticismo-añadió- habla de arte moderno, es decir, en otras palabras, de intimidad, de espiritualidad, de color, de sed por el infinifo, todo ello expresado a través de los medios de los que el arte es capaz".

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  2. Acaso en dirección de esa línea romántica, aunque hablando ya del resultado, Alejandro Bonzo –quien supo asistir asiduamente al taller del fallecido Pablo Suárez– señala otro de los aspectos que le resultó común después de ver la muestra montada: “Me pareció que había mucho sentido de humanismo, como que se respira eso en las obras de todos y me pareció no tan habitual en estos momentos. Sentí a cuatro personas atrás de esas obras”, señala. En la muestra, sus cuadros parecen instantáneas, flashazos súper iluminados –casi eléctricos–, y en ellos aparece claramente un solitario pulso humano de formas más y menos animadas: un hombre de espaldas, un resto fósil, un órgano aislado, o una expresión que mira a otra cosa. No sorprende entonces que sea él quien elija hablar de la melancolía como uno de los rasgos que también observa comunes a las cuatro paredes de la sala: “Eso tal vez se relaciona con esa búsqueda o con esa mirada hacia atrás de la pintura. Pero igual no es melancolía down sino un clima, un aire”. Y algo de eso hay: una especie de indagación, como dice Gómez Canle, “en los valores y las especificidades de lo humano, de las posibilidades del hombre” que, es cierto, desprende esa brisa que vuela hacia atrás desde un lugar adelantado. Bonzo –que ya anteriormente había mostrado series en las que aparecía el juego entre lo animado/desanimado y ahora hace hincapié en los espacios deshabitados, o una tarea que se desempeña en soledad– también recala en la pintura como forma de crear un mundo privado y personal, y focaliza, sin banderas, en ese momento íntimo en que una imagen surge como para ser luego plasmada en el lienzo, si bien la pintura “es un medio más, como la instalación, la escultura o la fotografía”: “Hay una cosa que tiene que ver con lo visual, con el proceso mental de cómo se crea una imagen que es muy diferente del proceso intelectual de crear una imagen escrita. Eso ya habla de una irracionalidad, aunque después uno intelectualmente le pueda agregar toda una estructura”.
    www.pagina12.com.ar

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