domingo, 6 de septiembre de 2015

OSCAR NIEMEYER- LA VIDA ES UN GOLPE (2010)// PETER GREENAWAY-EL VIENTRE DE UN ARQUITECTO

18- Oscar Niemeyer - A Vida É Um Sopro (2010)
El Vientre de un arquitecto-1987-Peter Greenaway
En Este documental de 90 Minutos, el arquitecto Oscar Niemeyer Cuenta Relajado Como concibió SUS Principales Proyectos. Historia Sobre la Arquitectura Moderna, la Introducción de la Línea curva y la Exploración de Nuevas Posibilidades Para El Uso del hormigón armado. También habla Sobre su vida, su de ideales Una sociedad justa y Cuestiones metafísicas Como la insignificancia del hombre ante el universo.

1 comentario:


  1. Alegoría de la vida conyugal, La mujer de arena (1962) de Hiroshi Teshigara subvierte un paradigma hogareño: la casa muta en una prisión que domestica el mapa emotivo del protagonista hasta anestesiar sus intentos de escape. O la casa que adviene objeto litúrgico: Andrei Tarkovski en El sacrificio (1986) le confiere ese carácter cuando, ante la amenaza de un conflicto nuclear en los álgidos momentos de la guerra fría (luego de Chernóbil), la bella dacha es ofrendada en holocausto.

    Indiferentes al realismo, hay films que buscan imponer un artificio verosímil.

    Golpe al corazón (1982) de Francis Coppolla, Q uerelle (1982) de Rainer Fassbinder o Aniceto (2008) de Leonardo Favio son buenos ejemplos de cómo una síntesis escenográfica puede delatar la simulación y, a la vez, cautivar la credulidad. Pero acaso la experiencia extrema sea Dogville (2003) de Lars von Trier, donde todo el espacio del pueblo consiste en un plano dibujado en el suelo. Promover la reconstrucción virtual no es sólo un recurso efectista: las transparencias de paredes, puertas y ventanas revela secretos e hipocresías escondidas y dan cuenta de la desprotección y vulnerabilidad del vecindario.

    La arquitectura en el cine puede también homologar una doctrina. En El manantial (1948) de King Vidor, los avatares de un arquitecto por imponer sus ideas de avanzada contra el mediocre revival neo-historicista sirven para ilustrar una antítesis: individualismo contra colectivismo. El héroe –alter ego de Frank Lloyd Wright– diseña prodigiosos edificios inspirados en los postulados de la arquitectura orgánica.

    Otro arquitecto visionario, el francés Ettiene-Luis Boullée, provoca los desvelos del antihéroe de El vientre de un arquitecto (1988) de Peter Greenaway, arrojándolo hacia una desventurada agonía por entre los hitos urbanos de Roma. Desde los fastuosos edificios imperiales a una arqueología de arcos, pilastras, cariátides, cornisas o arquitrabes, el film no se priva de recursos para hace relucir la atmósfera greco-romana del la ciudad. Sin embargo, que el elemento más primario de la arquitectura sirva de fundamento dramático a una trama sólo podía caber en la mente genial de Luis Buñuel: Simón del desierto (1965) se sustenta apenas en un penitente parado sobre una columna. Nada más, nada menos.

    * Gustavo Bernstein dicta el seminario de Arquitectura y Cine en UAI. Es arquitecto, periodista y escritor.
    arq.clarin.com

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