martes, 2 de diciembre de 2014

RUTH BENZACAR PRESENTA SU NUEVO ESPACIO EN EL POLO ARTÍSTICO DE VILLA CRESPO

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  • 01 DIC 2014

Ruth Benzacar presenta su nuevo espacio en el polo artístico de Villa Crespo

Orly Benzacar explicando su proyecto galerístico

La galería da por concluido su ciclo histórico, en Florida 1000 (Retiro), e inicia uno nuevo, en Juan Ramirez de Velasco 1287 (Villa Crespo). Su inauguración oficial será en marzo con una muestra de Liliana Porter.

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En los últimos meses, el barrio de Villa Crespo no para de recibir nuevas galerías, como Document Art Gallery, La Ira de Dios, Nora Fisch y Gachi Prieto. Además, en La Boca, acaba de abrir Barro, donde próximamente desembarcará el proyecto Prisma de Alberto Sendrós.
Cumpliendo con lo anunciado, el pasado mes de junio, la bonaerense Ruth Benzacar, una de las galerías argentinas más prestigiosas a nivel local e internacional, con casi 50 años de trayectoria -se fundó en 1965 por Ruth Benzacar-, y, actualmente, dirigida por Orly Benzacar y su hija Mora Bacal -hija y nieta de la fundadora, respectivamente-, acaba de inaugurar su nuevo espacio, en Juan Ramirez de Velasco 1287, en el barrio de Villa Crespo, un nuevo distrito de las artes, en la zona oeste de Buenos Aires.
Tras ocupar durante 30 años un local en Florida 1000, en el barrio de Retiro, ahora Ruth Benzacar amplia, mejora y se adapta a los nuevos tiempos, al instalarse en un antiguo almacén de 650 metros cuadrados, de una sola nave y con amplios techos, que ha sido rehabilitado, a lo largo de los últimos cuatro meses, para convertirlo en un tradicional cubo blanco.
Si bien, lo que acaba de acontecer es la presentación en sociedad de este espacio, ya que su inauguración oficial se producirá, el próximo mes de marzo, con una exposición de su representada, la artista argentina, con base en Nueva York, Liliana Porter (Buenos Aires, 1941), según han avanzado sus responsables, al tiempo que han comunicado que su nuevo proyecto galerístico, también incluirá un bar y espacio dedicado a la venta de libros de artistas y publicaciones independientes latinoamericanas.
Además, entre sus planes futuros está el hacer sinergia con su vecina, La Ira de Dios, con la que comparte una trastienda y que lleva instalada allí desde agosto, en otro almacén de 500 metros cuadrados, donde dispone de ocho talleres de artistas, salas de exhibición y un lugar para residencias de artistas.
Y es que, en los ultimos tiempos, el barrio de Villa Crespo no para de recibir nuevas galerías, como Document Art Gallery (Castillo 243), que se trasladó, el pasado mes de mayo, o, más recientemente, Nora Fisch, que ha estrenado hace dos semanas su nueva sede en la Avenida Córdoba 5222 -pasando de 21 a 120 metros cuadrados- y Gachi Prieto, que hizo lo propio el mes pasado al presentar su nuevo espacio en Aguirre 1017, donde, desde este fin de semana se puede disfrutar de la exposición "Ejercicios" del joven argentino Maximiliano Rossini (Leones, Córdoba, 1978).
Así mismo, en Villa Crespo, viven y trabajan artistas de diferentes generaciones, entre ellos, algunos representados por Ruth Benzacar como Jorge Macchi (Buenos Aires, 1963), Pablo Siquier (Buenos Aires, 1961), Carlos Huffmann (Buenos Aires, 1980) y Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), u otros, como Vicente Grondona, Lux Lindner, Jessica Trosman, Catalina León, Natalia Cacchiarelli, Fernanda Laguna, Andrés Waissman, Juan Doffo, Osías Yanov, Amadeo Azar y Dolores Cáceres, por citar algunos.
Por otro lado, también cabe destacar que hace escasas semanas se ha producido la apertura del nuevo espacio de Barro, en La Boca, donde próximamente desembarcará el proyecto Prisma de Alberto Sendrós, galería actualmente ubicada en el barrio de Retiro, el que mayor concentración de galerías tiene con Aldo de Sousa, Isabel Anchorena, Holz, Praxis, Vasari o Rubbers, entre otras. Con lo que, en la capital bonaerense también se empieza a perfilar otro nuevo circuito artístico.
Finalmente, señalar que en los próximos días Ruth Benzacar participará en la feria Art Basel Miami, dentro de la sección general junto a las también galerías bonaerenses Henrique Faria y Jorge Mara - La Ruche. Además, estarán Ignacio Liprandi y SlyZmud, en los sectores Nova y Position, respectivamente.

ALBUM DE IMÁGENES

  • Nuevo espacio de Ruth Benzacar | Ruth Benzacar presenta su nuevo espacio en el polo artístico de Villa Crespo
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3 comentarios:

  1. Liliana Porter en este blog el 30/9/2013, con motivo de su exposición en el Malba

    “Mi obra incluye grabados, dibujos, instalaciones, objetos, proyectos de arte público, fotografía, film y video. Los temas recurrentes parten de reflexiones acerca de la representación, del concepto del tiempo y de ese espacio ambiguo entre lo que llamamos real y las imágenes. En los últimos años, casi sin darme cuenta, ha ingresado a las obras un variado elenco de protagonistas que son objetos ´inanimados´: pequeñas figuras, adornos, cosas encontradas en mercados de pulgas. Ellos actúan dentro un espacio monocromo y vacío, en un tiempo no lineal, mas abarcador.”Liliana Porter
    Parece un tiempo sin antes o después; que se mide de otra manera.O, un tiempo siempre igual, sin cambios, a pesar de la cronología, de las décadas. Siempre el tiempo de comprender- y el momento de concluir-
    Graciela Speranza reflexiona sobre la expresión: El hombre con el hacha, como si dijera a la manera de Magritte, "esto no es una pipa"."Este no es un hombre con un hacha.
    Esos objetos diminutos, como el hombrecito con el hacha, las tacitas, el auto de colección con la familia Kennedy, íntegro, entero, todavía y, me encontré pensando-claro-atravesaron todos los escombros de una década capitalista, dónde no quedó nada en pie, sólo deshechos, cuando aparece el diminuto francotirador. Dispuesto a la destrucción y tanta metáfora, de un tiempo, ya, anunciando el tiempo actual, sólo se puede mostrar miniaturizándolo. Es de tal magnitud, lo abarcativo que resulta, y su nivel de destrucción que imaginé otro autito de colección, esta vez hacia el abismo. Muy interesante instalación.

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  2. De manera inesperada, víctima de un paro cardíaco, en la madrugada del lunes murió Ruth Benzacar.

    Galerista, marchand y coleccionista, hizo del arte la columna vertebral de su vida. Nunca como en su caso la línea que separa el trabajo de los afectos fue tan delgada, hasta el punto de volverse imperceptible.

    Comenzó a vender obras de arte en su departamento de la calle Valle, en Caballito, casi por casualidad, cuando promediaban los años sesenta. A fuerza de talento, trabajo y convicción se convirtió en la galerista más importante de la Argentina y conquistó en el plano internacional un lugar que nunca antes, salvo en el caso de Alfredo Bonino, un galerista de Buenos Aires había logrado.

    Su presencia era conocida en ámbitos tan diversos como las ferias de arte contemporáneo de Madrid, París o Miami, y en las subastas de arte latinoamericano de Nueva York, donde en los últimos años protagonizó una exitosa gestión con la obra de Antonio Berni.

    A pesar de ser una mujer acostumbrada a moverse hábilmente en el gran circuito, Ruth tenía la rara virtud de crear lazos entrañables con la gente más diversa. Artistas, críticos, coleccionistas, escritores , periodistas, empresarios y políticos circulaban con la mayor naturalidad por ese mundo singular que iba de la galería de Florida 1000 al señorial departamento de Talcahuano 1234, su base de operaciones desde mediados de los setenta, cuando dejó Caballito luego de haber convertido una modesta planta baja a setenta cuadras del centro en lugar de encuentro de la flor y nata del coleccionismo local.

    El compromiso con el arte iba mucho más allá de los límites de la galería, y era capaz de defender apasionadamente una posición, como lo hizo en los últimos años al apostar por el arte contemporáneo y por los artistas más jóvenes, en una cruzada personal en la que puso toda su energía.

    Ayer, los cientos de amigos que llegaron hasta su casa de Talcahuano se miraban sorprendidos, extrañados de que "la zarina de los marchands", como la bautizó años atrás un querido colega, no apareciera con la sonrisa grande para dar la bienvenida.

    Ruth Benzacar había nacido en Buenos Aires, en 1933, en el seno de una familia original de Samarkanda, que imaginó esta tierra como un destino de promisión en el que todo estaba por hacer. Para Ruth, el todo por hacer se resumía en la necesidad de crear una marca que difundiera el arte contemporáneo en el mundo y en el empeño por abrir puertas una y otra vez donde por tradición siempre se habían cerrado.

    RECONOCIMIENTOS

    Con ese estilo personal -el mismo con el que comenzó vendiendo cuadros de Batlle Planas en Valle 351-, logró sentar a su mesa a Jack Lang, dos veces ministro de Mitterrand; hablar de pintura argentina con los reyes de España en su stand de Arco, y ganar centimetraje en los diarios neoyorquinos luego del récord obtenido por un cuadro del rosarino Antonio Berni.

    En 1991 fue elegida una de las doscientas mejores galeristas del mundo -integraba el Comité Organizador de Arco-, en 1996 fue distinguida con el Premio a las Artes visuales de la Asociación Argentina de Críticos por su trayectoria de galerista y en 1998 designada miembro asesor de Arte Miami.

    Es difícil imaginar el escenario porteño del arte sin Ruth Benzacar, sin esa manera tan suya de tejer tramas, de armar relaciones, de imaginar estrategias posibles, de posibilitar alianzas fecundas y, por qué no, de imaginar el futuro. "No voy a ver el resultado de mi trabajo , pero lo va a ver Orly. Eso me tranquiliza", decía Ruth, mientras convertía a su hija en su mano derecha.

    Estuve con Ruth por última vez el viernes, en la embajada de Brasil, donde los anfitriones agasajaban a los galeristas paulistas participantes de Arte BA. Estaba en su salsa. Con sus amigos de San Pablo compartía la militancia por el arte contemporáneo que había, finalmente, conquistado más metros que nunca en la feria de galerías. Después de tanta prédica, parecía que había llegado el tiempo de la cosecha.

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    www.lanacion.com.ar

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  3. Clarin.comSociedad05/07/13
    Ser galerista: “El arte me afloja las rodillas...”
    CLARIN MUJER / EN PRIMERA PERSONA
    Orly Benzacar (57) es heredera de la histórica galería fundada por su madre. Supo reflotar la sala cuando se iba a pique y le dio su impronta. Las claves del circuito.
    Orly Benzacar (57).
    Orly Benzacar (57).
    TAGSClarín Mujer,Primera Persona
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    t: Ana Paula Queija / Especial para Mujer - f: Fernando de la Orden
    En el circuito del arte, específicamente en el de las galerías porteñas, el apellido Bezancar es una marca registrada. Orly, la hija de Ruth, fundadora de la histórica galería, recordó con Mujer el origen de esa referencia de la plástica argentina y cómo es esto de articular la obra de los artistas con el público y “el mercado”. Una actividad que excede por mucho lo simplemente administrativo y que se constituye en un arte en sí mismo. “Mi trabajo es encontrar nuevos artistas y acompañarlos en su desarrollo profesional. Los galeristas somos constructores de carrera y constructores de precio”, dice.

    Los viernes, tertulia

    Su infancia transcurrió en un PH de Caballito. Eran los 60 y los “artistas eran considerados excéntricos y borrachines”. Orly tenía 9 años cuando su padre, un ingeniero agrónomo, sufrió un crack económico y quedó en la bancarrota. En esa crisis, su mamá, Ruth Benzacar, transformó a la casa en una galería y organizó reuniones de compra y venta de obras. “Organizaba encuentros entre gente de clase media con inquietudes culturales y los artistas. El timbre empezaba a sonar los viernes por la noche. Las sillas se movían de un ambiente a otro como en una coreografía, entre conferencias, degustación de vinos y debates culturales”. La principal guardilla de obras estaba sobre un estante de madera en la habitación de Orly: “Era como un techo sobre mi cama”. Cuando ella levantaba la cabeza veía cuadros de Antonio Berni, Mabella Policastro, Juan Battle Planas o Juan Carlos Castagnino. Eran como tíos para Orly, que atesora la hoja donde Berni un día la retrató.

    En esa atmósfera bohemia, Orly fantaseaba con ser una gran artista. Iba al Instituto Vocacional de Arte Infantil, el ex Teatro Labardén, en donde “estudié música, teatro, danza, folklore, títeres, mimo y plástica. Era un espacio alucinante con maestros excelentes. Y casi todos los sábados íbamos con mamá a ver las exposiciones de las galerías de la calle Florida o de Harrods”.

    Una bióloga de rodillas flojas

    Sin embargo, rebelde, cuando terminó el colegio remó contra la corriente. “Me alejé del arte. Entré a estudiar Ciencias Exactas y Naturales y seguí la carrera de Biología”. En cinco años, obtuvo el título, se casó y empezó a trabajar en biotecnología produciendo plantas in vitro.

    Tuvo dos hijos, Mora y Nicolás, hoy de 30 y 27 años. En 1990, a su ex marido, Carlos Bacal, le ofrecieron trasladarse a Suiza para especializarse como químico: “Nos instalamos en Confignon, un pueblo cercano a Ginebra, tan apacible como aburrido. Mi mamá formaba parte del Comité de la Feria de Arte de Madrid y entonces aprovechaba algunos de esos viajes para visitarnos”. Fue en una de esas oportunidades en las que las Benzacar se replantearon el vínculo madre-hija. La charla las acercó y terminó en una propuesta: “Caminábamos por las callecitas frías de Confignon mientras los chicos estaban en el colegio. Por primera vez en años, nos dimos tiempo para charlar, analizar nuestra historia y fantasear sobre el futuro. Ella me ofreció trabajar en la galería cuando volviera a Buenos Aires”. Pero sucedió algo más: en ese viaje, a Ruth le habían encargado conseguir una obra importante en Ginebra. “Buscaba un Georges Braque, y la acompañé a una galería conocida. Como no tenían, nos ofrecieron a Picasso y nos traían sus cuadros a la mano. Fue mi primer contacto con obras tan valiosas. Sentí que el arte me afloja las rodillas, que me conmueve”.

    Una vuelta de tuerca

    Un año después regresó al país, se divorció y empezó a trabajar con su madre en la galería de Florida al 1000.



    www.clarin.com

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