jueves, 28 de agosto de 2014

EDUARDO COSTA / LA VIDA COMO OBRA DE ARTE

Nota publicada online

martes 26 de agosto, 2014
Eduardo Costa
La Vida como Obra de arte
por Ana Martínez Quijano
La muestra “Moda ficción, naturaleza, joyas y bicicletas”, que el MAMBA dedica en estos días a Eduardo Costa (1940), pone en evidencia que, la vida misma, es para él una obra de arte. La capacidad de Costa para conectar sus ideas con el arte, pero también con las palabras, la moda y los medios masivos de comunicación, lo convirtió en poeta, letrista del grupo Virus, editor, diseñador de joyas y bicicletas, y artista conceptual de la primera hora.
Durante el breve interludio en el cual la Argentina estuvo integrada al mundo, Costa desempeñó papeles estelares en los escenarios de Buenos Aires, Nueva York y Río de Janeiro. En la década del 60 la galería Bonino abrió una sucursal en NYC, el marchand Leo Castelli llegó a Buenos Aires con Andy Warhol para exhibir sus obras en Rubbers y los directores del MOMA y el Guggengein neoyorquinos participaron como jurados en los premios del Instituto Di Tella y la Bienal Americana de Arte de las industrias Kaiser. Costa se instaló en NYC y comenzó codearse con las estrellas del arte y la literatura. 
En la inmensa sala del MAMBA se divisan unos maniquíes que evocan el glorioso desfile “The Fashion Show Poetry Event”, realizado en NYC por Costa en colaboración con los poetas John Perreault y con Hannah Weiner. La consigna de Costa a los artistas invitados a participar, Warhol, Alex Katz, Juan Stoppani, James Rosenquist, Roberto Plate, Claes Oldenburg, Alfredo Rodríguez Arias y Marisol Escobar, entre otros, era unirse a “un proceso de creación en colaboración” de un poema traducido al lenguaje de la moda. Según relata el crítico Alexander Alberro, Susana Salgado presentó un vestido de novia y cubrió por completo la cabeza de la modelo, el diseño estaba acompañado por un poema que habla de “la industria de vender la boda como una fantasía personal”.     
En el mundo de la moda las referencias al arte son moneda corriente, Versace homenajeó a Andy Warhol y John Galliano se inspiró en los retratos de Giovanni Boldini, la literatura de William Faulkner, las fotografías de Man Ray y el surrealismo de Dalí. Pero Costa remite a su propia estética. Con su estilo personal e inconfundible diseñó brazaletes que semejan cortezas de árboles, enormes anillos como ramas y broches con alas reales de mariposas azules; replicó en oro puro las orejas y dedos humanos y los desfiles de las hormigas, y le brindó a sus obras el estatus de una joya. La moda fue el caballo de Troya y su arte se convirtió en un hit de los medios masivos de comunicación. Estas obras, las “Fashion Fictions”, ingresaron a las revistas “Vogue”, “Glamour” o “Harper’s Bazar”, pero también al “Village Voice”, la porteña “Primera Plana” y otros medios no especializados. Hasta el genial Richard Avedon fotografió estos diseños.
La trayectoria de Costa, que había estudiado arte y letras también, se remonta a su primera relación con los medios, cuando junto a Roberto Jacoby y Raúl Escari presentó el manifiesto “Un arte de los medios de comunicación” y, luego, acciones como el “Happening para un jabalí difunto”.
La exhibición antológica del MAMBA documenta una extensa y variada producción. También junto a Perreault nuestro artista realizó los “Tape Poems”: cintas de audio con poesía grabada, sólo para ser escuchada. Costa fue un precursor del trabajo en red, realizó obras junto a Lygia Pape, Carolina Herrera, Ana Mendieta, Hélio Oiticica, Manuel Puig, Lucy Lippard, Federico Moura, Octavio Paz y muchos más. Allí están, alineadas en la sala, las bicicletas de su invención, y las fotos que permiten contemplar el pasado y los abruptos cambios ópticos que sobrevinieron después.
En 1977 Costa participó en Buenos Aires de un homenaje a Duchamp que realizó la galería Arte Nuevo y presentó su “Duchamp/Costa rueda de bicicleta”. Al ready made del francés, “Rueda de bicicleta”, Costa le cambió los rayos por la espiral duchampiana, simbolismo ancestral del movimiento constante. Esa rueda fue el origen de la formidable “Bicicleta Duchamp/Costa realizada en Brasil y (como se observa en la foto) probada por el autor en Copacabana. De este modo, el ready made de Duchamp derivó en un objeto seriado y utilitario, apto además para la performance. El artista aclara las bondades de su bicicleta: la doble espiral de hierro es un poderoso amortiguador y favorece una suspensión que la torna única.  
Si bien la exhibición destaca la relación de Costa con la moda, la sorprendente producción conceptual que el artista realiza hasta el presente, impone su poderosa presencia. Un nuevo arte surgió a partir de las posibilidades que ofrece el empaste pictórico. La pintura en estado sólido es, en sus manos, una materia que se aviene a adoptar formas generosas y un inusitado relieve. Parodiando la pintura, Costa le otorga volumen a las representaciones de flores, naturalezas muertas y retratos. Los temas son clásicos, pero la pintura se ha independizado del soporte de la tela, la tabla o el muro, y se levanta sobre un pedestal.
Las pinturas volumétricas surgieron al explorar los límites de la materia con un afán experimental que perdura hasta hoy. Al hablar de sus propósito, el artista aclara: “Hace ya 20 años quería rescatar la pintura del aburrimiento estructural en que se encontraba y opté por continuar las innovaciones geniales y autóctonas que me habían inspirado, desde el arte Madí hasta Lucio Fontana, cuya manera de pensar nos entregó un mundo pictórico renovado a fuerza de profundidad y de sentido”.
Esta vuelta de tuerca que Costa le pega a la pintura, descubre que puede dejar de ser el medio que contribuye a representar un florero, para adquirir el volumen de las rosas, una condición importante del objeto que se pretende reproducir.
Con sus habilidad y su ingenio, Costa construye las formas de un fruto y acumula, capa sobre capa, color sobre color, la pintura desde adentro hacia fuera. Primero le brinda forma a los carozos, después agrega la pulpa y la finalmente la cáscara. La reproducción exacta del original no es hiperrealista: es conceptual. Un corte transversal del fruto revela la realidad, muestra el interior de las cosas.
En una memorable performance el artista rompió un huevo de avestruz realizado con pintura acrílica, derramó sobre un plato la clara de transparente y gelatinosa que rodeaba la yema que, al entrar en contacto con el aire, se solidificó de inmediato. Sin embargo, la más expresiva representación visual del entrecruzamiento entre los géneros y disciplinas es, a la vez, una de las obras más intensas de la muestra: la cabeza del poeta Carter Ratcliff. El pelo brota del cráneo cargado de frases y el espectador adivina que Costa, con el procedimiento habitual, ha modelado el cerebro, área relacionada con el conocimiento y la inteligencia.
 www.arte-online.net

3 comentarios:


  1. Evaristo Cultural: ¿Qué es el arte conceptual?

    Eduardo Costa: Se dice que el arte conceptual es el arte que está basado en ideas, donde es más importante el concepto que la ejecución. No importa tanto ser un gran pintor [se refiere al manejo del oficio de pintar] sino más bien tener grandes ideas que admitan encarnarse en obras de arte. Y después, por supuesto, hay que hacer esas obras. Se lo llama también "arte basado en ideas". Es un término similar a "arte conceptual" o a "conceptualismo", aunque con algunas diferencias. Sin embargo, la definición circula desde tiempos bastante recientes, como si antes del final de los 60 no hubiera existido el arte basado en ideas. En el Renacimiento, por elegir al azar un período conocido, se trataba de representar el espacio tridimensional en el plano bidimensional de la pintura corriente. Todos los artistas de ese periodo, y muchos de épocas posteriores, se embarcaron en esta aventura intelectual impresionante. Muchos grandes pintores sacaron fuerzas de esta idea madre para mantenerse interesados en el trabajo y transmitieron su propio entusiasmo a su entorno de críticos, coleccionistas y a otros artistas. Por poco que se piense, en la historia del arte aparecen enseguida ejemplos de arte "conceptual". Un pintor puede ser mediocre como pintor tradicional, pero puede ser un gran artista si sus ideas son geniales.



    Leonardo Da Vinci vio que el arte tiene un componente intelectual —la idea— con la cual se pinta, se hace arte...

    Leonardo estaba tratando de establecer algo que era obvio a través de la historia del arte, pero que no estaba en el discurso crítico del momento. Lo mismo hizo Duchamp a principios del siglo pasado cuando dijo que quería demostrar que la frase "Bestia como un pintor" no respondía a la realidad, y comenzó a hacer como arte gestos inteligentes. Los pintores no eran, desde luego, bestias; por lo menos, no siempre. Desde el primer momento de la pintura, cuando la superficie donde se pintaba era la pared irregular de la cueva, las ideas fueron el gran motor del salto hacia el futuro...



    Vos, con tus pinturas volumétricas, no sólo pensás la pintura desde el conceptualismo sino que practicás el conceptualismo desde la pintura. Borrando, incluso, el espacio de la representación destinado a la ficción, es decir la tela o cualquier soporte bidimensional. Pintás, en cambio, en el espacio tridimensional destinado a nosotros: la realidad. ¿Podrías explicar de qué tratan tus pinturas conceptuales (volumétricas)?

    Borrar el espacio de la representación destinado a la ficción... Sí, es cierto que la pintura bidimensional fue hasta la aparición del cuadro/objeto un espacio para la ficción, pero después el cuadro se representa a sí mismo o, más bien, la presentación reemplaza a la representación. Una de mis sandías, donde vemos sólo el exterior de la fruta de tamaño natural, pero en cuyo interior se encuentran la pulpa roja, las semillas, etc., se acerca a la realidad más que una sandía pintada bidimensionalmente, pero estamos igualmente ante una ficción. Los pájaros no podrán alimentarse tampoco de estas uvas. La pintura volumétrica de un fruto, cuyo interior sólo puede contemplarse si lo cortamos con un cuchillo, es super-hiper-realista, está incluso más cerca de la realidad que el "trompe l'oeil" y, como en la vida misma, nos muestra su superficie, ocultando los colores y las formas internas. Sin embargo, sabemos que estas formas y colores internos existen, igual que los órganos, músculos, huesos, etc., descansan bajo un rostro del cual sólo vemos la piel. A veces hago performances, convenientemente documentadas, donde abro mis retratos o frutos para mostrar que realmente las partes internas se hallan representadas.

    www.evaristocultural.com.ar

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  2. [ Entrevista ]

    Eduardo Costa
    por Leonardo Martínez

    Eduardo Costa (1940). Artista conceptual de amplia trayectoria. Participó activamente en los grupos de vanguardia que nucleó el Instituto Di tella en los años 60. Escribió letras para Virus, el grupo de rock de Federico Moura (1951-1988), de quien fue amigo. Vivió en Brasil y participó del grupo tropicalista de Hélio Oiticica (1937-1980). Vivió en Nueva York más de dos década, donde integró un grupo de poetas y artistas. Volvió a Argentina hace ya varios años, donde vive y tiene su taller.
    www.evaristocultural.com.ar
    Se puede leer todo el reportaje en el link señalado. Muy interesante

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  3. El Museo Nacional de Bellas Artes exhibe, entre el 12 de enero y el 27 de marzo, esta exposición antológica del artista argentino Roberto Plate, en la que se presenta su obra pictórica, su labor como escenógrafo y se recrean varias de sus instalaciones históricas.

    Buenos Aires – París – Buenos Aires se propone como un homenaje a la trayectoria de un artista insoslayable de nuestra historia, ligado a los vaivenes de la vida social y política del país desde los años sesenta.

    La exposición permite acceder al original universo poético de Plate y apreciar la compleja articulación de todas sus líneas de trabajo, que van de la pintura a la escenografía, de la performance a la instalación, construyendo un interrogante radical a nuestra época desde diversos registros.

    La muestra cuenta con la curaduría de Raúl Santana y el apoyo de la Embajada de Francia en Argentina, y reúne algunas de las obras más importantes del artista en su faceta como pintor y de su incursión en diferentes técnicas y géneros que abarcan el arte conceptual, las instalaciones, el happening y el teatro.

    En el núcleo histórico de la exposición se exhiben aquellas obras emblemáticas que Plate realizara en la década del sesenta. Se trata de las instalaciones que imitan la realidad en un intento de que el público no lo advierta, como Los ascensores (1967, Museo de Arte Moderno) y Baños Públicos (1968, Instituto Di Tella), obra que, debido a los grafitis contra la dictadura militar del General Juan Carlos Onganía pintados por el público, provocó la clausura de la muestra constituyendo uno de los hitos y de las mayores censuras en la historia del arte argentino. Este hecho marcó la carrera y la vida de Plate y motivó su partida hacia París, ciudad donde aún reside.

    También forma parte de la muestra una de sus obras de mayor impacto visual, la nueva versión de la instalación Reflejos, presentada originalmente en París en la década del noventa.

    Asimismo, la exhibición cuenta con un video documental que recopila entrevistas, registros de muestras anteriores, instalaciones, escenografías, trabajo en el taller y cortos que dan cuenta de la gran trayectoria que Roberto Plate ha desarrollado en Europa y Argentina.

    “Es un orgullo presentar esta exposición antológica de Roberto Plate en el comienzo de mi gestión como Director del Museo Nacional de Bellas Artes”, sostiene Andrés Duprat. “La muestra se propone como un homenaje a la trayectoria de un artista insoslayable de nuestra historia, que padeció censuras, exilios y exclusiones del sistema de circulación de las artes. Podemos considerar su corpus de obra como un proceso de búsqueda e indagación constante sobre el sentido de un mundo en mutación. El artista le toma el pulso a cada época, la condensa, la conjura, le mira el revés de la trama; irreverente ante la historia, vive intensamente en la más pura contemporaneidad”.

    “La obra de Roberto Plate parece responder con sus aristas múltiples, a aquella reflexión aristotélica que dice: toda materia desea ser forma, pero no se puede llegar a la forma sin interpretar el deseo de la materia, que es lo que nuestro artista ha sabido encontrar en cada una de sus más variadas expresiones”, sostiene por su parte Raúl Santana en su texto curatorial.

    Roberto Plate nació en 1940 en Buenos Aires. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Múnich a principios de los sesenta y vive en París desde 1970. Sus obras se han exhibido en el Instituto Di Tella, la Fundación Klemm, Fundación Proa, Galería Praxis, Galería Wussmann, Centro Cultural Recoleta, École de Beaux-Arts y Galerie Skyline de París, y sus escenografías fueron puestas en escena de algunos de los teatros líricos más importantes del mundo.

    Roberto Plate. Buenos Aires - París - Buenos Aires. Antológica puede visitarse hasta el 27 de marzo, de martes a viernes de 12:30 a 20 hs., y sábados y domingos de 9:30 a 20 hs. Las visitas guiadas a la exposición se realizan a partir del 21 de enero, de jueves a domingos a las 18 hs.

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