lunes, 7 de abril de 2014

VICTORIA OCAMPO/ ARGENTINA( 7 DE ABRIL,de 1890 / 27 DE ENERO DE 1979)


Monólogos de Eva y Victoria
Victoria Ocampo, Foto: Giselle Freund
Victoria Ocampo creó la Revista Sur en 1931, que constituyó un puente cultural con el exterior: pemitió mantener a los intelectuales argentinos relacionados ...
La
 imagen que la define y por ella es conocida en Argentina.

5 comentarios:

  1. Victoria Ocampo
    Artículo bueno
    Victoria Ocampo
    Victoria Ocampo y Sur.jpg
    Victoria Ocampo con un ejemplar de su revista Sur.
    Nombre de nacimiento Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo
    Nacimiento 7 de abril de 1890
    Bandera de Argentina Ciudad de Buenos Aires, Argentina
    Defunción 27 de enero de 1979
    (88 años)
    Bandera de Argentina Béccar, Provincia de Buenos Aires, Argentina
    Nacionalidad Argentina
    Seudónimo Victoria Ocampo
    Ocupación escritora, ensayista, traductora, intelectual, editora
    Período Siglo XX
    Lengua de producción literaria español, francés e inglés
    Cónyuge Luis Bernardo de Estrada (1912-1914; separados en 1922)
    Julián Martínez (1914-1929)
    Influida por[mostrar]
    Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo CBE (Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 7 de abril de 1890 – Béccar, Provincia de Buenos Aires1 Argentina, 27 de enero de 1979) fue una escritora,2 intelectual, ensayista, traductora, editora y mecenas argentina. Publicó diversos libros como La laguna de los nenúfares (1926), diez tomos de Testimonios y Tagore en las barrancas de San Isidro (1961).

    Nacida en el seno de una familia aristocrática, fue educada con institutrices y su primer idioma fue el francés. En 1924, publicó su primera obra, De Francesca a Beatrice, editada por la Revista de Occidente con la ayuda de José Ortega y Gasset. Participó desde su juventud en las primeras manifestaciones de los movimientos feministas, intelectuales y antifascistas argentinos, lo que la llevó a fundar en 1936 la Unión de Mujeres Argentinas.

    Sus viajes a lo largo del mundo le permitieron entrar en contacto con los principales exponentes de la literatura y el ámbito intelectual; así, alentada por Waldo Frank y Eduardo Mallea, fundó la revista y editorial Sur en 1931, que promovió las obras literarias de importantes autores nacionales e internacionales, como Federico García Lorca o Virginia Woolf, hasta el cese parcial de su publicación en 1971.3 En 1941, se instaló definitivamente en su residencia Villa Ocampo —actualmente perteneciente a la UNESCO—, que se convirtió en un sitio de recepción para figuras extranjeras como Rabindranath Tagore, Roger Caillois, Ernest Ansermet o Indira Gandhi, entre otros.

    Única latinoamericana presente durante los Juicios de Núremberg, militó activamente en la oposición al peronismo, motivo por el cual fue arrestada durante 26 días en 1953. Fue presidente del Fondo Nacional de las Artes desde 1958 a 1973 y recibió diversas distinciones como así también doctorados honoris causa de distintas universidades y la Orden del Imperio Británico por parte de la reina Isabel II. Fue la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Argentina de Letras, en 1977.(...)
    es.wikipedia.org



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  2. icono Estudios de Género
    Eva Duarte y Victoria Ocampo Dos Maneras de Entender a La Argentina

    por: Dra. Ana María Peppino Barale
    Universidad Autónoma Metropolitana
    … creo que vale más capacitar, instruir y educar a una mujer que a un hombre.
    ¡Ha llegado el momento de dar más jerarquía al milagro por el cual todos los días las mujeres creamos en cierto modo el destino de mundo!
    Eva Perón[1]

    … tener una revista significa exponerse a ser odiado porque hay que contestar sí y no todo el tiempo.
    Victoria Ocampo


    os mujeres paradigmáticas de la historia argentina: una, María Eva Duarte de Perón (Los Toldos, 7 de mayo de 1919 – Buenos Aires, 26 de julio de 1952), de cuna humilde –y humillada-; la otra, Victoria Ocampo y Aguirre que nació y murió en Buenos Aires (abril 7 de 1890-enero 27 de 1979), heredera de familias patricias encumbradas.[3] ¿Cuál de ellas fue más importante? Es una pregunta ociosa. Las dos impusieron su personalidad original, hicieron todo lo contrario de lo que la sociedad de su tiempo esperaba de ellas como representativas de círculos sociales opuestos. Fueron el tipo de mujeres que rompieron con los convencionalismos de una sociedad pacata y llena de convenciones prejuiciosas, características de su época, respecto del papel de mujeres y hombres. La primera, levantándose por encima de un pasado que la condenaba a ser invisible, que le imponía la cabeza baja por ser hija bastarda, apenas escolarizada. La segunda, de prosapia patricia, educada por institutrices francesas e inglesas, tenía ante sí el mundo. Sin embargo, cada una prisionera de su origen y sus convenciones, pero dispuestas a trascender las murallas que las contenían y a correr los riesgos que se les presentaran.


    Victoria Ocampo foto de Gisèle Freund

    Blas Matamoro, autor de Genio y figura de Victoria Ocampo, definió breve pero contundentemente la diferencia entre estas dos mujeres: “Victoria es el mito de la niña bien que da un portazo y sale a la calle, abandonando el palacio. Evita es el mito simétrico: la callejera que empuja el portón del palacio y se mete en el jardín”. La primera tuvo tiempo, ochenta y ocho años, para romper uno a uno los límites fijados a las mujeres de su condición social; la segunda, murió joven, condición indispensable para trascender como mito, en menos de diez años trepó de la nada a la más alta esfera de la Argentina –mucho más allá del jardín del palacio-; fue vencida por un cáncer fulminante mientras que Victoria batalló con él los últimos 16 años de su vida. Como personaje, Eva, trascendió las fronteras nacionales con la ópera rock (Evita, 1978) y particularmente con la canción “No llores por mi Argentina”, a la que le siguió en 1996, la película de Madona en el papel de Evita[4]. Esta última causó gran revuelo en Argentina, de hecho no se pudo filmar ahí por las discusiones y fuertes oposiciones contra un argumento que no correspondía a las expectativas ni de admiradores ni de opositores. El canta autor Ignacio Copani (1959) respondió en su composición: “María Eva nació en Los Toldos/ no en un estudio de filmación/ supo beber del dolor de todos, no sólo cuando se alzó un telón./ Qué sabe un coreógrafo en Londres de esta historia…/ Qué sabe del beso que esconde nuestra memoria...”.


    Eva Perón foto oficial

    Victoria, en cambio, no es una figura tan popular pero si igualmente polémica. Seguramente unos no le perdonan su cuna privilegiada y educación extranjerizante y los de su clase, que no se haya apegado a las reglas, convenciones y gustos de la misma. No es que ella no gustase de los refinamientos y oportunidades que le proporcionaba su situación económica, sino que saltaba las normas para llevar a cabo proyectos que no concordaban con el esprit de corps de la alta sociedad porteña, como por ejemplo irrumpir, en 1929, con una construcción modernista el exclusivo sector de Palermo Chico.




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  3. Si bien Victoria aclaraba que su campo no era la política sino la cultura, rechazaba al régimen peronista precisamente por su represión al pensamiento divergente, sin embargo respecto a Eva dedica en su autobiografía un interesante párrafo que, por otra parte, resulta lógico con su propia forma de enfrentar la vida:

    En mi país, me avergüenza comprobarlo, los hombres son hijos del rigor, y las mujeres mansas prefieren no disgustarlos. Sólo el día en que una humillada los humilló, los llevó por delante brutalmente (y merecidamente, en este particular) cedieron y hasta se arrodillaron. Me refiero a Eva Duarte. Intencionalmente digo Eva Duarte y no Eva Perón. Lo que era de veras el feminismo, lo que había sido, los sacrificios que había costado, nunca lo supo. Aprendió de boca de un antifeminista (todo fascista lo era) una falsa definición del feminismo.

    Pero Victoria Ocampo y Aguirre no era para nada una mujer mansa, ya desde niña trató siempre de hacer su voluntad aunque la rigidez de la época permitía poco margen. Perteneció a familias de origen colonial, es decir, de las fundadoras que lucharon por la independencia y, tal vez por ello, se sentían las dueñas del país. Sus historias eran la historia del país, porque ese grupo reducido estaba unido por la sangre, por amores y por odios, por ilusiones y rencores. Pero su estructura, normas y prejuicios, llegaron a asfixiarla y muy temprano reconoció que su camino debía ser propio pero indefectiblemente resultado de las virtudes y defectos de aquellas familias y de “su amor tenaz, ya veces encabritado, por un país ingrato y querido”. Para emular a esos pioneros que buscaron el reconocimiento de su obra –la nueva nación-, ella sueña con “traer otros veleros, otras armas, para otras conquistas”, con los que justificará su vida.

    […] siempre he pensado que, prescindiendo del medio y de la herencia, factores en que no interviene nuestra voluntad o nuestra elección (me refiero a caracteres físicos, aunque los medios económicos pesan en las posibilidades de desarrollo, de educación, a la vez favorable y desfavorablemente, de manera imprevisible), los hombres y las mujeres son exclusivamente hijos de sus obras y por ellas valen o se condenan. (Ocampo 2005ª, 49)

    Así, la obra de esta mujer especial, la revista y editorial Sur, es el fruto de sus importantes relaciones intercontinentales que supo cultivar en buena parte de sus cuarenta primeros años de vida. El contacto con tantas y tantos personajes que son hoy parte de la historia cultural de la humanidad, le dieron un destino. Ella, que como los de su clase tuvieron una educación europea que les brindó dos lenguas, la francesa y la inglesa, como propias, tuvo el problema de su escaso conocimiento de la producción literaria en español que se consideraba de menor calidad e importancia y escribir en este idioma le resultaba difícil y artificial.[9] El cambio de actitud se produjo al conocer a José Ortega y Gasset (español 1883-1955), durante la visita de éste a Buenos Aires en 1916 le abrió las puertas de la lengua castellana y Victoria se propuso reeducarse para pulir su escritura. A ese importante encuentro se suceden otros, los más cercanos, con el bengalí Rabindranath Tagore y el director suizo Ernest Ansermet, con María de Maeztu la pedagoga y feminista española, con Hermann Alexander Keyserling y Pierre Drieu La Rochelle (que le presentó a André Malraux y a Aldous Huxley). De Stravinsky a Virgina Wolf sería larga la lista de las mujeres y hombres reconocidos por su obra en el campo de la cultura que conoció y admiró. Pero la amistad con el estadounidense Waldo Frank fue determinante porque no solo la interesó por los “Estados Unidos, sus escritores, sus ciudades, su way of life”, sino que la orilló en su visita a Buenos Aires de 1929, a fundar una revista que pondría en contacto el norte y el sur americano, que hablara de temas americanos escritos por americanos y europeos que se interesen por América.




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  4. Revista Musical Chilena, Año LXI, Julio-Diciembre, 2007, N° 208, pp. 37-6B

    Victoria Ocampo y la música: una experiencia social y estética de la modernidad

    Victoria Ocampo and Music: a social and aesthetic experience of modernism

    por

    Omar Corrado

    Universidad de Buenos Aires,

    Universidad Nacional de Rosario,

    Universidad Católica Argentina

    ocorrado@arnet.com.ar

    La música constituyó un núcleo sustancial de la experiencia estética de Victoria Ocampo (Buenos Aires, 1890-1979). Su sensibilidad musical se expandió desde el ámbito del goce privado hacia el escenario social donde desplegó una intensa acción en la gestión institucional y el mecenazgo, en la interpretación como recitante, en la escritura, en la edición -en Sur, revista y editorial. Sus mayores esfuerzos estuvieron dirigidos a la promoción, desde mediados de la década de 1920, de la modernidad en sus distintas manifestaciones, incluida la música, en Buenos Aires, para lo cual contó con el concurso de sus amigos personales Ernest Ansermet e Igor Stravinsky, así como de compositores locales comojuanjosé Castro.

    Palabras clave: Victoria Ocampo, modernidad, música argentina, mecenas, Sur.

    Music was central to the aesthetic experience of Victoria Ocampo (Buenos Aires, 1890-1979). Her musical sensitivity moved beyond the private space of enjoyment into the social scene, where she developed an intense activity as patroness, player (narrator), writer and editor of Sur, which was both a literary review and a publishing house. Starting, beginning in the mid-1920's, her main concern was the promotion of modernism in Buenos Aires. Her musical collaborators in this endeavour were her friends Ernest Ansermet, Igor Stravinsky, and Juan José Castro, the Argentinian composer and conductor.

    Key words: Victoria Ocampo, Modernity, Argentina music, patron.
    www.scielo.cl

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  5. (...)Borges y Ocampo se encontraron por primera vez en 1927. “Victoria se percató de la sutil personalidad de Borges, un joven poeta nueve años menor que ella; discutieron sobre literatura y así comenzó un encuentro muy fructífero –recordó Felgine–. En el momento en que Victoria fundó Sur, en 1931, le pidió a ese joven poeta que formara parte del comité editorial de la revista.” La investigadora francesa exploró los contextos y la evolución de esta intensa amistad entre dos grandes intelectuales, que tuvo sus idas y vueltas en un medio intelectual en constante efervescencia: “La Argentina era y sigue siendo una cantera literaria notable”. Felgine amplió sus reflexiones sobre el rol de Ocampo. “Se le critica que era una mujer de élite y rica. Es verdad y lo dice en sus cartas –aclaró–; pero tenemos que saber en Francia que hizo mucho por los escritores franceses y que favoreció la Segunda República Española, apostó por ella y publicó textos antifascistas. Su compromiso fue extremadamente claro; una mujer abierta, una persona extremadamente interesante. Ella abrió el mundo argentino a la literatura del exterior, pero sin que se perdiera el alma argentina, ni su historia ni su identidad.”

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    www.pagina12.com.ar por Silvina Friera el 24/3/2014

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