miércoles, 23 de abril de 2014

HAMLET (1978) / PERSONAJES DE SHAKESPEARE EN LAS ARTES PLÁSTICAS



Ofelia- Millais John Everett1829-1896 / Ricardo III, William Hogarth 1697-1764-rococó, por David Garrick / Claudio e Isabella de "Medida Por Medida" de William Hollman caza 1827-1910 en la Tate Britain
Lady Macbeth, 1784, Johann Heinrich FüSLI
Imagen de la pelicula, Macbeth Que se estrenará en 2015
Macbeth y Banquo Reunión de brujas en el páramo-1855 / Théodore Chassériau-Musée de Orsay

5 comentarios:

  1. De la lady a la señora

    En el texto clásico, lady Macbeth aparece como la coprotagonista. Es un personaje fundamental en la trama, pero estructuralmente lateral. Aparece en las escenas V, VI y VII del acto I; en las escenas II y III del acto II; luego en la II y IV del acto III. No vuelve a presentarse sino hasta el acto V (escena I), en que desaparece definitivamente. En la escena IV del acto V, Macbeth se entera por su escudero que la reina ha muerto.

    A pesar de lo esporádico de estas apariciones en la obra, lady Macbeth está instalada en el imaginario colectivo casi como un mito. Este personaje teatral ha atravesado cuatrocientos años para configurar la imagen misma de la mujer fálica.

    El sesgo de ese casi mito es el de la instigación. No comete el asesinato de Duncan con sus propias manos, pero induce las acciones de Macbeth. Y lo sostiene cuando flaquea.

    Griselda Gambaro capturó ese perfil y le dio otro giro. En su La Señora Macbethiii, sigue la línea argumental del texto shakesperiano, pero desvía la mirada hacia la verdadera protagonista de la historia. Su lady Macbeth es el personaje central y asume la totalidad de la articulación de la pieza. Ella encarna la tragedia.

    La obra canónica, con su multiplicidad de personajes, se condensa aquí en una intriga tejida entre los elementos más pregnantes del drama. Esto es, lady Macbeth y las brujas, que funcionan como criadas-interlocutoras y que, a manera de coro, la rondan y la confrontan permanentemente con las acciones de su marido.

    Esta red femenina sólo es interrumpida por la aparición del fantasma de Banquo. Esta interrelación con las brujas y con Banquo es absolutamente original de Gambaro, dado que en la pieza clásica estos personajes no entran en contacto. Señalemos al pasar este cruce con lo fantasmático.

    Puesto el foco sobre la mujer, la dramaturga crea un personaje de un espesor de enorme dramaticidad. Esta amplitud puede ser abordada desde múltiples ejes posibles. Estos incluyen, entre otros, la singularidad del lenguaje, la sexualidad/esterilidad, el lugar de la víctima cómplice, la relación con el espacio, el personaje en la voz de los otros, las acciones físicas y las acciones verbales, el teatro dentro del teatro, el poder. Por ahora, me ceñiré a la cuestión del lenguaje.revista.centroculturalde la coop.com

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  2. La obra se abre, justamente, con la aparición del fantasma del Rey Padre, quien hace saber a su afligido vástago las circunstancias de intriga y traición que rodearon su muerte, constriñéndolo a vengarla. Le dice, además –lo cual es muy importante–, que la muerte lo sorprendió “en la flor de sus pecados”, sin extremaunción. Con esto se abre para Hamlet la dimensión de un saber que está en la fuente de sus indeterminaciones para llevar a cabo el designio del padre muerto; el hijo no puede pagar la deuda del padre, pero tampoco puede dejarla abierta.

    No se trata de interpretar psicoanalíticamente a Hamlet, ni mucho menos a Shakespeare, porque uno es un personaje de ficción y el otro, una figura histórica (aunque algunos pongan esto en entredicho), y el psicoanálisis se aplica a sujetos que hablan en el interior del dispositivo psicoanalítico. Pero es posible –como lo hizo Freud– correlacionar la hechura de Hamlet con el fallecimiento del padre de Shakespeare y conjeturar que esta muerte revivió los deseos infantiles hacia el padre, que estarían presentes en la escritura de la obra; lo que, sin embargo, es muy distante de pretender emitir afirmaciones sobre el inconsciente del sujeto Shakespeare, aun habiendo analizado el conjunto de su obra.

    Como espectadores o lectores, no somos indiferentes ante una puesta en escena o una lectura de alguna de estas dos obras clásicas: Edipo Rey y Hamlet. Nos conmovemos, algo de la escena o del escrito clama en nosotros por algo, no nos calma, nos inquieta, nos interroga en lo más íntimo. Y la cosa va más allá de la satisfacción de la pulsión infantil de ver, a través de la escena del teatro, el coito parental, la Escena Primitiva, de la que nos habla Freud; es algo más lo que nos significan estos personajes míticos. Hamlet y Edipo –nos dice Lacan– constituyen una red discursiva en la que podemos situar nuestra ignorancia respecto a nuestro propio deseo inconsciente.

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  3. La obra está basada en la vacilación de Hamlet en cumplir la venganza que se le ha encomendado. El texto no dice cuáles son las razones o los motivos de estas dudas. [...] ¿Qué es lo que le impide entonces cumplir con la tarea que le ha enco-mendado el fantasma de su padre? Indudablemente hay que reconocer que se trata de la naturaleza de esta tarea de Hamlet. Hamlet puede actuar, pero no podría vengarse del hombre que apartó a su padre y tomó el lugar de éste junto a su madre. En realidad, el horror debería incitarlo a la violencia, pero éste queda reemplazado por remordimientos, escrúpulos de conciencia. Acabo de traducir en términos conscientes lo que permanece inconsciente en el alma del protagonista.
    Ernest Jones, el discípulo británico más destacado de Freud, desarrollando la idea original de su maestro, ha visto en Hamlet una psiconeurosis, resultado de deseos reprimidos en su infancia:
    El deseo tanto tiempo reprimido de ocupar el lugar de su padre en el afecto de su madre se ve estimulado en el inconsciente de Hamlet cuando otra persona usurpa ese lugar tal y como él mismo había deseado hacer durante mucho tiempo. Además, esa persona era un miembro de la misma familia, de forma que la usurpación real se parece a la imaginaria en su naturaleza incestuosa. Sin que Hamlet sea consciente de esto en absoluto, estos deseos antiguos reverberan en su mente, luchan una vez más por encontrar su expresión consciente y necesitan de nuevo un gasto de energía tal para «reprimirlos» que lo reducen al deplorable estado mental que él mismo describe de forma tan viva.
    No todos los lectores de Hamlet opinan que Hamlet demora la venganza que le ha sido encomendada por falta de decisión. Uno de los muchos problemas que Hamlet presenta al lector, espectador o crítico es el de decidir si Hamlet vacila y postpone todo lo que puede el cumplimiento del mandato que le hace el espectro de su padre o si lleva a cabo su acción vengadora tan pronto como puede hacerlo, dadas las circunstancias. Kenneth Muir, sin re-chazar del todo la explicación propuesta por Freud, sugiere que la exagerada repercusión que ha tenido la teoría del complejo de Edipo en representaciones de Hamlet distorsiona hasta cierto punto la obra y el personaje, haciéndonos olvidar que Hamlet comparte su dilema con otros vengadores del teatro isabelino y que este dilema es el de cómo llevar a cabo la ven-ganza sin cometer un asesinato y, por tanto, un pecado mortal
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  4. Ya puedes ver la primera imagen de Macbeth, la adaptación de la obra de William Shakespeare dirigida por Justin Kurzel y protagoniza por Michael Fassbender, Marion Cotillard, David Thewlis y Elizabeth Debicki.

    En la imagen podemos ver a Michael Fassbender y Marion Cotillard encarnando al mítico lord y a la esposa del rey respectivamente. El matrimonio luchará por la corona en esta legendaria obra ambientada en la Escocia del siglo XI.

    Según palabras del propio Fassbender, estos personajes harán todo lo posible por conseguir sus objetivos mientras "abren las puertas de la violencia y la oscuridad".

    Pero antes de ver a Fassbender en la obra de Shakespeare, el actor aparecerá en X-Men: Days of Future Past (X-Men: Días del futuro pasado), la nueva entrega de la saga mutante que dirige Bryan Singer y que llegará a los cines en mayo.

    El reparto de la nueva entrega de los mutantes lo completan Hugh Jackman, Jennifer Lawrence Sir Ian McKellen (que dará vida a la versión ajada de Magneto), Halle Berry (Tormenta), Nicholas Hoult (Bestia), Anna Paquin (Pícara), Ellen Page (Gatasombra), Shawn Ashmore (Hombre de Hielo), Evan Peters (Mercurio), Lucas Till (Kaos), Fan BingBing (Destello), Josh Helman (William Striker) y Adan Canto (Mancha Solar).

    X-Men: Days of the Future Past se estrenará el 23 de mayo. En 2016 llegará la recién anunciada X-Men Apocalypse, que contará con guión de Simon Kinberg, Dan Harris y Michael Doughtery. www.europapress.es

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  5. Como en toda tragedia, junto al golpe dramático hay un efecto de absrudo-cómico. Lacan dirá de Hamlet que su historia es también la historia de un príncipe - payaso, uno que se hace el loco, que hace una masacre como si nada, pero que no puede matar a quien debe matar por derecho y por deber. "Y bien, Hamlet, en cierto sentido, debe ser contado al nivel de los payasos. El hecho de que Hamlet sea un personaje más angustiante que otros no debe ocultarnos que su tragedia es la que lleva a este loco, este hacedor de palabras, al nivel de cero. Sin esta dimensión, gran parte de la obra desaparece, como alguien lo subrayó". [2]
    Freud articula la muerte y el absurdo al introducir Hamlet en el terreno edípico y a propósito del absurdo en los sueños. El sueño en cuyo contexto aparece Hamlet comparte el nódulo del drama: se trata también del hijo en duelo y del encuentro con el padre muerto. [3] El texto del sueño del doliente es: "Soñé con mi padre, él no sabía que estaba muerto." Freud interpreta el sueño con categorías edípicas: el absurdo del muerto que no sabe que lo está, viene a encubrir algo horroroso: que esa muerte fue deseada por el soñante. El deseo edípico de matar al padre constituye el motor del sueño. El trabajo del sueño hace del deseo de muerte algo risible. Lo absurdo vela lo horroroso de un padre que no sabe que está muerto, más el horror suplementario que implica el hecho de que esa muerte, fue deseada.

    Lacan introduce este sueño para enmarcar desde allí, como Freud, su Hamlet. La diferencia entre Lacan y Freud en la interpretación del sueño queda ampliamente redoblada en la lectura del drama. La distinción con Freud estará dada por la composición de nuevas categorías que aparentemente incluyen algo de lo edípico, pero que van más allá del Edipo y la castración freudianas. El Hamlet de Lacan, tesis que atraviesa este texto, es el adiós al Edipo.

    Así interpreta Lacan el sueño del padre que no sabía que estaba muerto:
    "Si este sujeto está en análisis puede saber que ese deseo de muerte hacia el padre alguna vez fue suyo (hasta aquí Freud). Lo que el sujeto no puede saber es que su existencia como sujeto se sostiene de ese padre, otro rival... El deseo de castrar al padre con su retorno en el sujeto, no es un deseo justificable, es una necesidad estructurante." www.cartapsi.org

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