lunes, 24 de febrero de 2014

LOS BRODSKY DOTAN DE UN CURADOR LATINOAMERICANO AL" MET" DE NUEVA YORK

Los Brodsky dotan de un curador latinoamericano al MET de Nueva York

21 Febrero de 2014

Los Brodsky dotan de un curador latinoamericano al MET de Nueva York

Daniel y Estrellita Brodsky
Daniel Brodsky, presidente del Patronato del Metropolitan Museum of Art - MET de Nueva York, y su esposa, la comisaria y coleccionista Estrellita B. Brodsky, dotarán al Departamento de Arte Moderno y Contemporáneo del MET de un curador especializado en Arte Latinoamericano "Estrellita B. Brodsky", según ha confirmado Thomas P. Campbell, director del MET. De esta forma el Metropolitan también contará con un curador patricinado por el matrimonio Brodsky como ya sucede en el MoMA - Museum of Modern Art de Nueva York con el venezolano Luis Pérez-Oramas(Caracas, 1960), desde 2006, y en la Tate Modern de Londres con el colombiano José Roca(Baranquilla, 1962), desde 2012.

El nuevo curador, todavia por designar, según ha indicado Campell, será un especialista en arte de los siglos XX y XXI de México, América Central, El Caribe y Sur América, que "complementará el trabajo de los curadores nombrados recientemente de arte antiguo de América y de arte colonial latinoamericano", lo que proporcionará "continuidad curatorial en el MET por las tradiciones artísticas de las Américas, en particular de América Latina, de forma más sustancial que nunca".
Daniel Brodsky, neoyorquino de nacimiento y afincado con su mujer en Manhattan, es socio gerente en la Brodsky Organization, un negocio inmobiliario de propiedad familiar, al que se unió en 1971. Brodsky, que desde 2011 preside el Patronato del MET, lleva ligado a este museo desde 1984 desempeñando distintos puestos y cometidos, entre los últimos la supervisión de las negociaciones con el Whitney Museum para ocupar en 2015 su edificio en Madison Avenue. Además, Brodsky es miembro de los Consejos de Administración del Ballet de la Ciudad de Nueva York, del Lincoln Center Project Development, Inc., y de la Universidad de Nueva York. Anteriormente, ha sido patrono del American Museum of Natural History y de la Municipal Art Society, entre otros cargos.
En cuanto a su esposa Estrellita Bograd Brodsky, de padres emigrantes de Venezuela y Uruguay, ha residido desde niña en Nueva York. Estrellita, que tiene un Máster en Historia del Arte por el Hunter College y un doctorado en Historia del Arte por el Institute of Fine Arts, de la Universidad de Nueva York, es miembro del Comité de Adquisiciones de América Latina y el Caribe del MoMA de Nueva York, miembro del consejo de Amigos Americanos del Pompidou de París y miembro del Comité de Adquisiciones de América Latina en la Tate Modern de Londres, y hasta 2003, fue co-presidente del Patronato de El Museo del Barrio de Nueva York. Además, Estellita es comisaria independiente y coleccionista. Con respecto a lo primero, señalar que ha comisariado distintas exposiciones colectivas así como individuales de destacados artistas latinoamericanos como los venezolanos Carlos Cruz-Diez y Jesús Soto o el argentino Julio Le Parc, entre otros. Precisamente, uno de sus últimos comisariados ha sido en la galería Nara Rosler de São Paulo con una individual de Le Parc.
En su faceta de coleccionista hay que destacar que su colección reúne alrededor de 500 obras, entre las que están creaciones de los citados Cruz-Diez, Soto y Le Parc pero además también hay obras de la venezolana Gego - Gertrude Goldschmidt, la cubana Carmen Herrera, la brasileña Lygia Clark, la argentina Martha Boto, el guatemalteco Aníbal López, el brasileño Adriano Costa o el genio español Pablo Picasso, de quien, según ha reconocido, una pequeña obra suya fue una de sus primeras compras.
Los Brodsky forman parte del selecto grupo de coleccionistas y filántropos dedicados desde hace años a elevar la presencia del arte latinoamericano dentro de los mayores museos de todo el mundo, principalmente de ámbito anglosajón, como son la venezolana Patricia Phelps de Cisneros en el patronato del MoMA de Nueva York, en los Comités Internacional y de Adquisiciones de América Latina de la Tate Modern de Londres y recientemente en el patronato del Museo Reina Sofía de Madrid; la venezolana Tiqui Atencio en el patronato del Guggenheim de Nueva York, en el patronato de la Fundación Tate Américas de la Tate de Londres y como presidenta del Comité Internacional de esa institución londinense; la cubana de nacimiento y venezolana de adopción Ella Fontanals-Cisneros también en el patronato de la Fundación Tate Américas de la Tate; o el argentino Alan Faena y el chileno Juan Yarur miembros, respectivamente, del Comité Internacional y del Comité para Adquisiciones de América Latina de la Tate Modern, por citar sólo algunos. ARTEINFORMADOwww.arteinformado.com

4 comentarios:

  1. Edith Jones Wharton nació en 1862 en una acaudalada familia de Nueva York. Creció en una casa con una increíble biblioteca de unos 600 a 700 volúmenes. Los Jones deseaban que su hija fuera una buena lectora de autores europeos, como Shakespeare, Milton y otros novelistas y poetas de primer nivel. Edith Jones, al igual que muchas de las jóvenes de su posición social, no concurrió a la escuela. Fue educada por institutrices en su casa. Las institutrices no sólo le enseñaron las habilidades sociales necesarias para las mujeres de su clase, sino que también la alentaron en su amor por el aprendizaje y los libros. Edith comenzó a escribir a temprana edad. Escribió su primera novela a los once años. A medida que fue creciendo continuó escribiendo aún cuando la sociedad neoyorquina de esa época no consideraba que esa fuese una ocupación adecuada para una mujer.


    Edith contrajo matrimonio a los 23 años, una edad algo avanzada para su clase, dónde corría el riesgo de convertirse en una solterona. Se casó con Edward (Teddy) Wharton, veinte años mayor que ella. Llevaron una vida refinada en la sociedad neoyorquina, yendo con frecuencia de vacaciones a Newport, Rhode Island y Europa. A pesar de eso, Wharton era infeliz en su matrimonio. Se enamoró al menos dos veces de hombres de su misma edad. Durante esos tiempos difíciles, escribió cada vez más, lo que le sirvió como refugio.

    Wharton publicó su primer cuento en 1891. Escribió cuarenta y dos libros, entre los que se encuentran La casa de la alegría (1905), Etham Frome (1911) y Verano (1917). Cuando se divorció de Teddy Wharton en 1913, disponía de suficientes ingresos por sus libros como para sostenerse económicamente. Se mudó a París y allí continuó escribiendo.

    En 1921 Wharton ganó el Premio Pulitzer por La edad de la inocencia. Al igual que varias de sus otras novelas, está ambientada en el cambiante mundo de la sociedad neoyorquina post Guerra Civil, en el que Wharton vivió. La difícil mezcla de las dos sociedades -las familias tradicionales y ricas que gobernaron Nueva York por décadas con los nuevos ricos que surgieron luego de la guerra- es la fuente principal de muchas de sus novelas. La edad de la inocencia es una novela histórica, ambientada en la década de 1870, en Nueva York, durante la infancia de Wharton.

    Wharton se transformó en una de las figuras literarias norteamericanas más importantes de comienzos del Siglo XX. Sus novelas arrojaron luz sobre el complejo mundo de la clase alta, un mundo al que pocos novelistas de su tiempo lograron mostrar con tanta precisión y autoridad. En sus escritos expuso muchas de las hipocresías que modelaban la cambiante clase alta norteamericana. Sin embargo, su importancia va más allá de la sociedad de clase alta que ella ayudó a mostrar al público lector. Wharton fue una autora que inspiró a otros autores, algunos contemporáneos a ella y a varias autores de la actualidad. La experta Adelaide R. Tintner escribió: “debemos recordar que la imaginación creativa de Wharton tuvo influencia en el entorno literario de su época... Dentro de su entorno literario deben considerarse a aquellos autores que, después de su muerte, heredaron su legado. La parte más interesante de su legado para los escritores de la actualidad parece ser su vida y su 'figura'”.

    Wharton murió en París en 1937. www.bookrags,com

    ResponderEliminar
  2. La novela de Edith Wharton "La edad de la inocencia" describe el Metropolitan a finales del siglo XIX como "consumido en su soledad, sin apenas visitantes".
    Newland Archer, sentado al lado dee la condesa Olenska en ese gran espacio vacío, dice con resignación: "Bueno, supongo que algún día será un gran museo".
    En 1889, tras años de discusiones, el Metropolitan abrió, por fin sus salas al público los domingos, y el 1911 el informe anual con orgullo que el Museo "ya no atrae solo a gente adinerada." Empezaron las visitas escolares y el gran público acudió a ver importantes exposiciones.
    Pienso que el mundo está representado en esas salas.
    Me impresionaron vivamente las casi doce mil piezas del Departamento de Artes de África, Oceanía y las Américas, procedentes de muy diversas tradiciones culturales, abarcan cuarenta siglos, cuatro continentes y miles de islas.
    Se exhiben esculturas máscaras figurativas, ornamentos de oro y plata, vasijas, textiles e imágenes monumentales de madera y piedra. Hay que señalar la finalidad religiosa de muchos de los objetos, utilizados en la veneración de antepasados, deidades y otros seres sobrenaturales, o bien su función social como atributos de autoridad de las elites sociales, políticas y religiosas.
    Objetos prehispánicos de oro, cerámica y piedra procedente de México, América Central y América del Sur, y obras amerindias de Norteamérica.

    ResponderEliminar
  3. Vale la pena pensar en la etimología de la curaduría. Viene de la palabra latina curare , que significa cuidar. En la época romana, que significa cuidar de las casas de baño. En la época medieval, se designó al sacerdote que se preocupaba por las almas. Más tarde, en el siglo 18, que significaba el cuidado de las colecciones de arte y artefactos.

    Hay una resaca de todas esas cosas en el comisariado moderna. Cuando me curé mi primera exposición - que siguió a las conversaciones con los artistas Fischli / Weiss (dúo suizo Peter Fischli y David Weiss), Richard Wentworth , Christian Boltanski y Hans Peter Feldmann en la cocina de mi apartamento en St Gallen, Suiza - Yo tenía un malentendido productiva con mis padres. Ellos pensaron que yo iba a la medicina ya la curaduría significa cuidar. No creo que ellos pensaron que tenía que ver con el arte.

    Hoy en día, el comisariado como una profesión significa por lo menos cuatro cosas. Significa para preservar, en el sentido de salvaguardar el patrimonio de arte. Esto significa que es el selector de obra nueva. Significa para conectarse a la historia del arte. Y significa mostrar o la organización del trabajo. Pero es más que eso. Antes de 1800, algunas personas fueron a las exposiciones. Ahora, cientos de millones de personas que visitan cada año. Es un medio de masas y un ritual. El comisario lo configura para que sea una experiencia extraordinaria y no sólo ilustraciones o libros espacializados.

    Empecé a ir a las exposiciones en Suiza cuando tenía 10 o 11. Como un colegial, me gustaría ir todas las tardes para ver las largas figuras delgadas de Giacometti . Acababa de mirar y mirar. Como Gilbert & George me dijo: "Para estar con el arte es todo lo que pedimos." Pero la primera epifanía que tenía en cuanto a la curaduría fue cuando vi Der Cuelgue zum Gesamtkunstwerk de Harald Szeemann (la tendencia a la obra de arte total) en 1983. Szeemann tuvo la idea de la exposición como una caja de herramientas o de una arqueología del saber, como Michel Foucault . (...)
    Hans Ubrich Obrist-en www.theguardian.com el 23/3/2014

    ResponderEliminar
  4. Más tarde, me inspiré en cómo el filósofo Jean-François Lyotard comisariado la exposición 1985 Les Immatériaux en el Pompidou de París. Se trataba de cómo las nuevas tecnologías de la información dan forma a la condición humana, pero lo que me interesaba era que, en lugar de escribir un libro, Lyotard hizo sus ideas filosóficas en un laberinto en la exposición. Es difícil de describir porque producía la idea en lugar de ilustrar, pero a mí ya muchos otros artistas influenciados - como Philippe Parreno , que los que trabajé más tarde.

    Pero hay peligros con el comisariado. La exposición Gesamtkunstwerk era muy denso, muy inspirador e interesante, debido al peligro de que se convirtió en la obra de arte total del curador y no de los artistas. Pero para mí, era importante estar cerca de artistas y no subordinar su trabajo a la visión de la comisaria. Me he dado cuenta de que el papel del curador es más el de facilitador. El artista conceptual italiano Boetti me dijo que prestara atención a los proyectos no realizados de artistas. Muchos artistas no han sido capaces de hacer realidad sus proyectos más queridos. Mi papel es ayudarles.

    Uno de mis exposiciones favoritas se llama Do It, que co-comisariado con los artistas Christian Boltanski y Bertrand Lavier hace 21 años. Todavía se mantiene. Fue inspirado por Marcel Duchamp enviar instrucciones desde Argentina a su hermana para montar uno de sus ready-mades, y por la música de John Cage de cambio , y por la obra de Yoko Ono . Muchos artistas han contribuido sobre cómo realizar tareas de hacer las cosas en la galería o en otros lugares. Ha estado en más de 120 ciudades, a menudo a lugares donde no hay otra manera gran parte de la escena del arte contemporáneo. En este momento, está en Salt Lake City. Se puede continuar durante los próximos 100 años.

    Joseph Beuys habló sobre la ampliación de la noción de arte. Estoy tratando de ampliar el concepto de comisariado. Exposiciones no sólo necesitan tienen lugar en galerías, necesitan no sólo implican la visualización de objetos. El arte puede aparecer cuando menos lo esperamos. • Hans Ulrich Obrist es co-director de las Galerías Serpentina. Sus maneras de Curating es publicado por Allen Lane.
    Hans Ulrich Obrist-theguardian.com/23/3/2014

    ResponderEliminar