jueves, 5 de septiembre de 2013

MUSEO DEL ARTE/ ÉDOUARD MANET/ CAMILE COROT Y GIOVANNI ANOTONIO PELLEGRINI EN EL MUSEO DE SAO PAULO

Museo del Arte


Posted: 03 Sep 2013 11:34 AM PDT
Museo de Sao Paulo

Édouard Manet
La modelo, tratada con detenimiento y esfuerzo, se superpone a un fondo de aire libre cuya atmósfera ha captado el autor con llameante pincelada. El bosque y los jinetes del segundo término cobran un aspecto fugaz y movedizo que subraya la realidad del protagonista. Su composición denota abundantes cambios de idea, o arrepentimientos, durante la ejecución del lienzo; en razón de la ligereza del empaste pictórico, son claramente visibles, por ejemplo, en la espalda de la amazona y en la mano que sostiene la fusta, originariamente situada en una posición más alta.
 
Posted: 03 Sep 2013 11:21 AM PDT
Museo de Sao Paulo

Camille Corot
Camille Corot evolucionó muy pronto hacia la tendencia impresionista. Como demuestra este cuadro, pintado en 1874, su obra se caracteriza por la perduración de un cierto sentimiento romántico, mitigado por el estudio del natural. Especial atención concede al estudio de la luz, elemento que aplica toques de gran efecto expresivo a composiciones en las que existe un personal sentimiento poético.
 
Posted: 03 Sep 2013 11:17 AM PDT
Museo de Sao Paulo

Giovanni Antonio Pellegrini
La composición responde a principios decorativos, de modo que la solidez de las figuras queda postergada por el efecto de conjunto, sofisticado y ficticio. El pintor economiza sus medios con peculiar avaricia; un examen detallado de las cabezas de guerreros que aparecen a la derecha, o el del cortinaje que sirve de fondo, revela un empaste ligero del color para permitir abundantes transparencias de la capa de preparación del lienzo, imprimado en un tono terroso.
 

6 comentarios:

  1. Pellegrini , Giovanni Antonio . -Painter ( Venecia 1675 - no en 1741 ). Un alumno de P. Pagani (que también siguió en Viena ), el más importante para su formación eran informes de Venecia con S. Ricci y el estudio de las obras de Baciccia y L. Jordania jóvenes a permanecer en Roma . Su luz pintura, animado, casi burbujeante, a menudo alcanza notable calidad de color y sofisticación al tacto y el resumen rápido, tenía cierta influencia no sólo en la R. Carrera (hermana del P.), sino también en el Inglés del siglo XVIII, el francés, austriaco. De hecho, después de una actividad inicial en Venecia (decoraciones de los palacios Correr, 1696 y Albrizzi, 1703 aprox) y Padova (techo de la Biblioteca de la Iglesia de la Santa), P. trabajado principalmente con gran éxito fuera de Italia. En Inglaterra ( 1708 - 13 y de nuevo en 1719 ) realiza decoraciones de los castillos de Kimbolton, Howard y Norfold Hall (para el período de Inglés fue también la pintura hermosa con Rebecca en el pozo , Londres , National Gallery), en Düsseldorf ( 1713 - 16 ) estaba al servicio de John William y pintado una serie de alegorías (ahora en el castillo de Schleissheim Monaco) a Amberes decorado con los cuatro elementos de la Brouwer-Huis ( 1716 ) en Viena con frescos con la " Asunción de la Virgen cúpula de la iglesia Hijas de María Auxiliadora ( 1725 - 27 ). Vivió también en otras cortes europeas ( París , Dresde , Mannheim ).
    www.treccani.it/enciclopedia

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  3. Jean Baptiste Camille Corot

    (París, 1796-id., 1875) Pintor francés. Tras formarse durante dos años con pintores paisajistas como Michallon y Bertin, comenzó su trayectoria pintando al aire libre, fuertemente influido por el estilo italiano. Sus primeras obras, como El puente de Narni se caracterizan por una pálida luminosidad y una sutil expresividad poética. Presencia habitual en los Salones de Otoño, a principios de 1830 se decantó por una temática más modesta, aunque sin apartarse del paisajismo o el retrato (Jinete del caballo blanco, 1833). Regresó a Italia en 1843, momento a partir del cual fue matizando su paleta para captar con suave lirismo la textura luminosa de amaneceres y crepúsculos, en una especie de romanticismo calmo y reposado cuya técnica de pincelada corta anuncia el impresionismo (La danza de las ninfas, 1850). En esta última etapa, la pintura de Corot alcanzó un supremo equilibrio entre idealismo y realismo, que se tradujo en obras maestras tales como Mujer de la perla (1868-1870) o Mujer en azul (1874).


    www.biografiasyvidas.com

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  4. Édouard Manet

    (París, 1832 - id., 1883) Pintor y grabador francés. Hijo de un importante funcionario del ministerio de Justicia, Édouard Manet fue un mediocre estudiante interesado únicamente en el dibujo. Ante la resistencia paterna a que iniciara una carrera artística, trató infructuosamente de ingresar en la Escuela Naval hasta que, tras un segundo intento fallido, su familia accedió a regañadientes a financiar sus estudios artísticos, que inició en 1850 en el taller del pintor clásico Thomas Couture.

    Tras seis años de aprendizaje, Édouard Manet se estableció en un estudio propio. En esos primeros tiempos entabló relación con artistas y literatos como Henri Fantin-Latour, Edgar Degas y Charles Baudelaire. A principios de 1860 empezaron a ser reconocidas algunas de sus obras, que merecieron, entre otras, la cálida acogida del crítico y escritor Téophile Gautier.


    Almuerzo sobre la hierba, de Manet

    En 1863, el Salón de Otoño le rechazó un lienzo que iba a resultar trascendental para la posterior evolución de la pintura: Almuerzo sobre la hierba, que fue doblemente criticado, tanto por su temática –muestra a una mujer desnuda flanqueada por dos jóvenes ataviados de forma contemporánea– como por la técnica empleada, revolucionaria lo mismo en el tratamiento de la perspectiva que en el de la representación del entorno natural, bañado en una luz fuerte y contrastada.

    Ese mismo año Édouard Manet contrajo matrimonio con la holandesa Suzanne Leenhoff, con quien había tenido un hijo ilegítimo poco antes. En 1865 volvió a escandalizar con la obra Olympia, en la que repitió el tema del desnudo femenino y aumentó aún más la intensidad de la luz ambiental, al tiempo que diluía el contorno de figuras y objetos hasta lograr imágenes prácticamente bidimensionales. Denegada su inclusión en la exhibición pictórica que se realizó con motivo de la Exposición Universal de 1867, improvisó una exposición callejera de varias de sus obras más recientes que fue recibida con indiferencia.


    Olympia, de Manet

    En 1868, el joven novelista Émile Zola escribió una laudatoria recensión de su trabajo en la que identificaba a Manet con la figura romántica del artista incomprendido. Tras un breve lapso provocado por la guerra franco-prusiana de 1870-1871, en la que Manet combatió como oficial de la Guardia Nacional, el marchante Paul Durand-Ruel adquirió un número considerable de obras del fondo del artista. Mantuvo buenas relaciones con los jóvenes impresionistas, muy en especial con Claude Monet, aunque siempre se resistió a participar en las exposiciones independientes organizadas por éstos; prefería ofrecer sus obras al Salón y exponerlas en su propio estudio si eran rechazadas.



    En su producción de finales de la década de 1870 acentuó el naturalismo de su temática, para otorgar el protagonismo de sus pinturas a prostitutas y coquettes sorprendidas bebiendo o seduciendo a sus jóvenes amantes, y al tratamiento expansivo de la luz. Por último, Manet abandonó su técnica tradicional, el óleo, para pasar al pastel. Paralelamente, su salud experimentó un creciente deterioro a causa de una enfermedad de origen infeccioso originada en su pierna izquierda.

    A pesar de ello, en 1882 participó en una importante exhibición de arte francés realizada en Londres, para cuya ocasión presentó Bar del Folies-Bergère, la última de sus grandes composiciones. Al año siguiente se le declaró la gangrena en la pierna enferma y tuvo que ser amputada, operación de la cual no pudo recuperarse y que le acarrearía la muerte poco después. La exhibición póstuma de sus obras, celebrada en enero de 1884, marcó el nacimiento de un creciente reconocimiento de su talla como artista, al que la historia ha concedido el apelativo de padre del impresionismo.

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  5. El libro es la trascripción de una charla de 1971 donde se proyectaron 10 diapositivas (con sus 10 cuadros correspondientes de Manet) mientras Foucault hablaba con estos ejemplos concretos sobre: “el espacio del lienzo”, “la iluminación” y “el lugar del espectador”. Lo ideal es ir buscando los cuadros por Internet e ir leyendo mientras miramos la pantalla. A veces hay que esforzarse un poco porque habla (le habla al público, nos habla) y nos señala cosas concretas: “vean este marco del espejo que vemos aquí”, “el espectador se tiene que parar en este lugar” o “acá donde marca mi bastón es donde empieza el paralelo....”. Igual, son todos comentarios que con un mínimo de ganas los podemos seguir sin problemas.

    En lo que se refiere al contenido, Foucault va un poco más allá de lo que siempre se dice: que Manet es el padre o precursor del impresionismo. Aparte de ser el artista más importante la segunda mitad del siglo XIX, Manet abrió el juego del espacio sobre el que se pintaba y permitió muchos de los cambios que vinieron después. Nos remite a ejemplos concretos de Mondrian, al nacimiento de la pintura abstracta y la serie de variaciones que hizo del árbol; del Quattrocento (Foucault también hizo un curso público sobre el tema en 1968) rescata a Massaccio como ejemplo de lo clásico. Y se toma un buen tiempo para el final con Un bar del Folies-Bergère, donde sus mejores características se concentran. Tómense ustedes también un tiempo y miren:
    http://4.bp.blogspot.com/-AF6fIy6HBPw/T1uq7LfOT_I/AAAAAAAAFYw/_dk3KItuEBQ/s1600/A-Bar-at-the-Folies-Bergere-1882.jpg fernandolojo.blogspot.com.ar

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  6. Para Foucault, Édouard Manet, además de ser el precursor del impresionismo por el uso que hace de nuevas técnicas del color a partir de la utilización de colores puros o cuasi puros, y de nuevas formas de iluminación y de luminosidad, también lo es de toda la pintura del siglo XX, que luego desembocará en el arte contemporáneo.

    Édouard MANET (1832-1883)

    Manet, según Foucault, es el primero en el arte occidental desde el Renacimiento, en utilizar en sus cuadros, al interior de lo que ellos representan, el espacio pictórico como tal, es decir, el propio cuadro. Desde el siglo XV, desde el Quatroccento, era una tradición hacer olvidar el hecho de que la pintura se esparcía sobre una superficie, sobre un fragmento del espacio que podía ser un muro en el caso de un fresco o una tabla de madera, una tela o un pedazo de papel. De esta forma la pintura buscaba representar las tres dimensiones a partir de una superficie bidimensional. Producía la ilusión de la profundidad a partir de las grandes líneas oblicuas y las espirales, enmascarando y negando el hecho de que estaba confinada al interior de un cuadrado o de un rectángulo de líneas rectas que se intersecan en ángulos igualmente rectos.

    La pintura intentaba así representar una iluminación interior al cuadro o una iluminación exterior, proveniente del fondo del mismo, de la derecha o de la izquierda, de tal manera que se negaba con ello que la pintura existe sobre una superficie rectangular, iluminada ‘realmente’ por la luz del ambiente donde se encuentra. La pintura clásica también le otorgaba un lugar fijo, ideal, al espectador del cuadro, mientras que en el caso de algunos de los cuadros de Manet se trata de algo totalmente distinto porque en ellos -según Foucault- se inventa el cuadro-objeto como materialidad, como cosa coloreada que es iluminada por una luz exterior frontal, delante de la cual y alrededor de la cual puede ubicarse de manera móvil el observador o espectador. Este es el caso de un cuadro como El pífano de 1866, en el cual según palabras de Foucault: “La profundidad ha sido suprimida, el pífano parece no estar en ningún lugar específico. La iluminación proviene del exterior del lienzo, de manera frontal como lo prueba la pequeña sombra de la mano al igual que la del pie que forma una diagonal con el estuche del pífano”. (Cfr. FOUCAULT, 2004).perspectivasestéticas.blogspoy.com.ar

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