jueves, 17 de noviembre de 2011

ACERCA DE LA CONFERENCIA DE MILÁN DE JACQUES LACAN

El discurso capitalista. Acerca de la Conferencia de Milán de Jaques Lacan

Dice Lacan, el discurso capitalista… “está para que eso marche sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente, corre tan velozmente hasta consumirse, se consume hasta la consunción”.

11-11-2011 - Por Ernesto  Pérez


“Tal es el espanto que se apodera del hombre
 de descubrir la figura de su poder,
que se desvía en la acción misma que es la suya
cuando esta acción la muestra desnuda.
Es el caso del psicoanálisis”.

 

Las referencias al discurso capitalista podemos encontrarlas en Lacan en el Seminario 16, 17, 18, también en “El saber del psicoanálisis”, en la conferencia sobre la experiencia del pase del 3 de noviembre de 1973 y en “Radiofonía y televisión”. Pero es especialmente en su conferencia de Milán del 12 de mayo de 1972 donde escribe su matema.Vamos a tratar de analizarlo. 

       

En este discurso el lugar de la verdad ha sido totalmente distorsionado, “se trata del rechazo de la verdad del discurso, se ha invertido el sentido del vector que conecta el lugar de la verdad con el lugar del semblante, el agente repudia la determinación que recibe de la verdad para pasar a dirigirla” (J. Aleman. Cuestiones antifilosóficas en J. Lacan).

Lacan realiza la inversión de los términos de la izquierda de su matema, modificando así la escritura del discurso del amo.

Ubica al sujeto en el lugar del agente, creando una apariencia de falso amo en tanto liberado de las insignias identificatorias del S1 que podría comandar el discurso sin determinación alguna. Hay un rechazo de la verdad del discurso y en vez de estar determinado por ella la dirige, esto es central en la comprensión de este nuevo aparato de tramitar goce. Es central porque explica la necesidad de Lacan de crear un nuevo discurso para pensar el lazo social en la época, cuestión que había comenzado a pensar con el discurso universitario.

La verdad ya no es fundamento, no es develamiento, es una verdad instrumental, propia del uso que hace de ella la ciencia pero puesta al servicio de vender y vender… cualquier cosa.
Se trata de un discurso, ¿habría que seguir llamándolo así?

Lacan el 17 de mayo de 1972, es decir unos días después de su conferencia de Milán, decía en su Seminario XIX, que llamó ...OU PIRE: “He aquí esto es... o peor. Esto no tiene fundamento, aunque se vea bien que es a ese punto que debería ir el discurso que no fuese del semblante, pero sería un discurso que terminaría mal, no sería de ninguna manera un lazo social, como es necesario que sea un discurso” (Pág.102).

Lacan se planteaba un discurso límite del lazo social. Entonces es discurso límite... lo que queda del padre a lo peor.

El llamado discurso capitalista distorsiona los lugares y las secuencias que Lacan había planteado en su Seminario 17 (“si parece fundado que la cadena, la sucesión de letras de este álgebra, no se puede alterar, cuando realizamos esta operación del cuarto de vuelta obtenemos cuatro estructuras, no más”. Pág. 12), lugares y secuencia constituyentes centrales de sus discursos.

De esta forma, se forcluye el lugar de la verdad y se establece una circularidad moebiana, donde no hay tope de imposible, donde no funciona la castración. Es decir, si la verdad del amo es la castración, en este discurso el amo instrumenta la verdad a su gusto, sin castración. Los efectos catastróficos de este discurso Lacan no cesa de señalarlos, y están al orden del día: segregación, depresión generalizada y ambición desenfrenada.

Lacan, de todas formas, en el Seminario “De un Discurso que no sería del semblante” está buscando, paradójicamente, un discurso por fuera del discurso del semblante, por fuera de sus cuatro discursos. Y esto lo empieza a investigar con el ejercicio de la letra que está fuera de discurso.

En su clase del 17/03/71 escribe el discurso del amo con la flecha que conecta el lugar de la verdad en forma invertida, y aclara que una vez que entramos en el estatuto de la letra “es necesario que salgamos de mis pequeños esquemas del año pasado...” (dibuja el discurso del amo con la flecha de la izquierda invertida) “He aquí el discurso del amo –dice que se caracteriza por tener una de las seis aristas del tetraedro rota (se refiere al punto de imposibilidad propio de ese discurso) se establece con la estructura del discurso, precisamente en tanto que ella permanece en un cierto nivel de construcción que es aquel tetraédrico con el cual uno no podría contentarse, desde que hace surgir la instancia de la letra. Incluso porque uno no podría contentarse con él, mas que si permanecen su nivel, siempre hay uno de esos lados que hace círculo, que se rompe” (Pág. 69).

Es decir que el esquema moebiano está siendo aplicado por Lacan a sus discursos que empieza a llamar tetraédricos, para pensar la estructura que implique la instancia de una letra de goce.
Entonces, cuando un año después escribe el discurso capitalista piensa en un discurso por fuera del discurso del semblante, un discurso que rompe el fantasma y conecta al sujeto moebiano con su letra de goce ubicada como objeto técnico. Ahora la carta robada es un aparato celular.

En esta representación de banda de moebius en el discurso, el consumo frenético, insaciable de plus de goce, instaura un régimen de “todo vale” para dilapidar el exceso. El discurso funciona en una continuidad sin interrupciones. Es la metonimia de los objetos del mercado que tratan de eliminar la barra de insatisfacción del sujeto, pero esto trae más insatisfacción, lo cual mueve el giro a demandar por más.

Lacan refiere que es en este sentido “un discurso bien astuto pero insostenible, es decir destinado a estallar”. Bien astuto porque se ha generado una conexión entre plus de goce y plusvalía, pero en un aparato que no tiene límites. Por lo tanto, genera más y más objetos de consumo, y más y más plusvalía a las empresas, y más y más incentivos a la tecnociencia para producir objetos. La conexión es entre modo de producción capitalista, modo de producción científico y modo de producción inconsciente.

El saber que en el amo antiguo pertenece al esclavo, es expropiado en el discurso universitario que se transforma en saber de amo, para transformarse en el discurso capitalista en saber maquinal, un saber con el que ningún especialista puede competir.

Dice Lacan, el discurso capitalista… “está para que eso marche sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente, corre tan velozmente hasta consumirse, se consume hasta la consunción”.

¿Por qué este discurso tan astuto estallaría? ¿Para quién es insostenible? Trataré de acercar una respuesta posible, pero planteando desde el vamos que el estallido no es dialéctico, es decir, no se trata de ninguna contradicción superadora, revolucionaria, como había planteado el materialismo dialéctico, muchas veces criticado por Lacan. Aunque en su conferencia de Milán llega a decir “que si el discurso analítico hubiese tomado cuerpo… sabrían tanto mejor lo que se necesita hacer para hacer la revolución… naturalmente no hay que confundirse…” A mi entender habla de la subversión analítica en relación al significante amo.

El capitalista es entonces un discurso sin castración pero con entropía, se autoconsume, un exceso de ganancia que crea un exceso de pérdida. Como en las toxicomanías un discurso marcado por la pulsión de muerte y un imperativo superyoico de goce que lo lleva aceleradamente a su consumición.

“Bueno, ahora no nos vamos a sorprender de ver manifestarse algo cuando se introduce el significante como aparato de goce, ver manifestarse algo que tiene relación con la entropía, dado que allí donde se ha definido la entropía, es cuando se ha comenzado por enchapar sobre el mundo físico este aparato significante, y no crean que bromeo”.

“De hecho es solamente en ese efecto de entropía, en esa pérdida que el goce toma estatuto, que se indica y es por eso que lo introduje de entrada con el término de mehr-lus de plus-de-gozar.

Es precisamente por ser percibido en la dimensión de la pérdida que se necesita algo para compensar, si puedo decir, lo que de entrada es número negativo sobre lo que no sé qué ha venido golpear, resonar sobre las paredes de la campana, qué ha hecho goce, y goce a repetir. Es solamente esta dimensión de la entropía que hace tomar cuerpo a lo que es un plus-de-gozar a recuperar. Es esta la dimensión de la que se necesita que el trabajo, el saber trabajando, y como tal, en tanto que, lo sepa o no es muestra en primer lugar del rasgo unario y, a continuación, de todo lo que va a poder articularse de significante”. (Lacan, Seminario 17, clase 5).

Esta entropía la podemos entender por dos lados: del lado del objeto y del lado del sujeto.
Del lado del objeto aparece incesante el plus de goce con su brillo agalmático, pero al mismo tiempo el objeto basura a descartar, propia de la polución de nuestra civilización, cuestión tratada por Lacan en su Lógica del Fantasma (11/01/67).

Así, la expectativa del que consume se mantiene en conflicto por la velocidad con la que quedan fuera de actualidad los objetos de su gula. Los objetos se anticipan en su oferta achatando así el espacio del deseo y creando una demanda feroz articulada al goce.

Por otra parte, del lado del sujeto aparece el $ como consumidor, pero en tanto pueda comprar, sino ya no será sujeto y como “yo” (Seminario 16, clase 2) entrará a vender su fuerza de trabajo como mercancía, compitiendo con los demás objetos técnicos en el mercado, y en esa dialéctica queda como deyecto, como cualquier objeto que el aparato transforma en basura.

Ahora bien, Lacan elucubra en la conferencia de Milán la posibilidad de un amo menos tonto, dice: “Si se hubiese hecho un trabajo, en la línea de Freud, habría habido quizá un lugar… en el lugar que él indica, es ese soporte fundamental regido por estos términos: el semblante, la verdad, el goce, el plus de goce… habría estado quizás mas allá de la producción, puesto que el plus de goce es lo que es inducido por efecto del lenguaje… habría estado lo que es indicado por el discurso analítico: es decir, un uso un poco mejor del significante como Uno”.

Aquí encontramos una indicación precisa para cortar la banda sin fin, un uso diferente del significante amo, un uso diferente del significante amo como se desprende del psicoanálisis: un amo que no produce plus de goce porque sabe que este es efecto del lenguaje en el cuerpo.
Lacan es bastante pesimista en relación al futuro del discurso analítico, porque no cree que tenga porvenir e incluso augura un discurso pestilencial puesto todo al servicio del discurso capitalista, al plantear claramente que este está destinado a estallar.

El discurso de la hipermodernidad, presentado por J. A. Miller en Comandatuba, contiene las mismas letras y los mismos lugares del discurso analítico pero sin conexión. La interpretación que Miller realiza es la siguiente: el a como objeto técnico en el cenit del dominio capitalista y el $ partido por los objetos del consumo, es decir el discurso analítico convertido en pestilencial.

De todas formas, Lacan deja a mi entender alguna posibilidad abierta. Especialmente cuando en “Radiofonía y televisión” deja una esperanza de salida:

“Cuanto más santos hay, más se ríe, es mi principio, véase la salida del discurso capitalista –lo que constituirá un progreso–, si solamente no es para algunos”.
 www.elsigma.com

1 comentario:


  1. “Tal es el espanto que se apodera del hombre
    de descubrir la figura de su poder,
    que se desvía en la acción misma que es la suya
    cuando esta acción la muestra desnuda.
    Es el caso del psicoanálisis”.

    Y, diría de la vida de esta sociedad, En Argentina en 8 años desde 2005 hasta la fecha han desaparecido 56 mujeres entre 18 y 39 años. Constituían el plus? el excedente? por el cual fueron expulsadas por el sistema por la ley de la entropía?. En esta dialéctica el sujeto humano queda como deyecto, como cualquier objeto que el aparato transforma en basura, el objeto basura, a descartar, como si fuera la polución de nuestra civilización, así quedó una niña de 16 años en esta ciudad de Buenos Aires, hacen unos pocos días. Marchó con ruedas;ya lo creo(en el camión de la basura) hasta consumirse. Acá hay un discurso que estalla. Para nosotros constituye un exceso de pérdida, sin ganancia alguna. Al menos, por favor, "un amo, menos tonto."

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