viernes, 28 de octubre de 2011

ADRIANA LESTIDO EN URUGUAY 2011

Prisionera, madre con su hija-1992 de la Colección Leticia Stanislao Poniatowski

2 comentarios:


  1. Adriana Lestido
    Obras
    Biografía
    Visión del arte
    Vínculos
    Contacto
    Mencionado por

    Alejandra Fenochio
    Mónica Fessel
    Daniel Muchiut
    Rosana Simonassi
    Mencionó a

    Alejandra Fenochio
    Juan Carlos Distéfano
    Gustavo Gilabert
    Ana López
    Oscar Pintor
    Share on facebook Share on twitter Share on email More Sharing Services
    17
    Visión del arte

    1. Elija una obra que lo/la represente, descríbala haciendo referencia a su formato y materialidad, su relación con el tiempo y el espacio, su estilo y su temática; detalle su proceso de producción
    Imagen de la serie “Mujeres presas” 1991/93
    Gelatina de plata 50 x 33 cm.
    Fotografía realizada en la cárcel nº 8 de Los Hornos, La Plata, en 1992.
    Toma Directa. Leica M6, lente Leite Summicron.
    Esta fotografía forma parte de la serie que realicé en la cárcel nro. 8 de Los Hornos, La Plata, entre 1991 y 1993. Durante un año visité semanalmente el lugar para fotografiar a las mujeres que están presas con sus hijos.
    Mi trabajo siempre se inicia por impulso y por necesidad, cuando en un tema o situación siento con fuerza que se juega algo mío o que hay algo que necesito comprender o encontrar. Si bien parto de una idea inicial, trato de estar abierta para que las situaciones por las que voy pasando, la relación con los fotografiados, las cosas de mi vida que se mueven a partir del trabajo, mis sueños..., me vayan llevando, me vayan revelando algo. Para mí, un trabajo es una forma de conocimiento, un acercamiento a algo desconocido, y, con suerte, cobra sentido al final.
    Creo en la necesidad y nada más. Es el único parámetro para mí. La necesidad es una urgencia, ordena un impulso que quiere atrapar una imagen interna. El tema es cómo encontrarla, reconstruirla, sacarla. No es que yo estoy ahí y digo acá hay algo. Por lo general, no soy consciente. Pero es como si se desencadenara el proceso o la actitud. Pongo la atención en algo. Miro algo. Y fotografío. Y en ese mirar, de pronto, empiezan a venir otras imágenes, como si el detonante estuviera adentro.
    Siento que la imagen ya está armada de cierta manera en el interior. Es ahí donde surge el impulso o la necesidad. Fotografiar es reconocer esa imagen interna que la originó. No creo en la página en blanco. El blanco está cargado de cosas. Cuando estoy fotografiando, limpiar me ayuda a entender hacia dónde voy, qué es lo que estoy tratando de ver. Todo es un gran trabajo de síntesis, de poder desprenderse de todo lo que no es esencial, y de encontrarle su lugar a cada imagen. A veces comparo la fotografía con la escultura: encontrar la forma dentro de un bloque de piedra.
    Creo que el artista no es un verdadero creador cuando el yo está presente en la obra. Hay que trascender el yo. Hay que olvidarlo. Que aquello que haya visto vaya más allá de mí. Es necesario perderse para ser lo que se está mirando, para fundirse con lo que se está viendo. Que la creación baje como la enseñanza, como la sanación.
    2. En líneas generales, ¿cuál sería la forma en que sugeriría leer su obra?
    Sugiero –aspiro- a que mi trabajo sea leído sin ninguna predeterminación, que se escuche desde el interior, conectando con las sensaciones que produzca. Que haya entrega en la lectura.
    www.boladenieve.org.ar

    ResponderEliminar
  2. Con la muestra retrospectiva Fotografías 1979/2007, treinta años del trabajo de Adriana Lestido se exponen en el Museo de Bellas Artes y sirven como correlato de Lo que se ve, un libro que plasma en sus imágenes los temas que desde siempre, entre la poesía y el documento, pueblan sus ensayos fotográficos. / Por Ana Wajszczuk

    -

    “No me pregunten por la infanta Margarita, ni por el perro, ni por la enana”, decía Velázquez ante su obra maestra “Las Meninas”. “Solo pinto el aire que hay entre ellos”. Esta anécdota forma parte de uno de los textos que acompañan Lo que se ve. Fotografías 1979/2007, el libro y la muestra, ambos retrospectivos, que vienen a celebrar treinta años de trabajo de Adriana Lestido, un nombre ineludible como referente de la fotografía argentina contemporánea. Y es una anécdota que le calza justo a su recorrido, desde sus días de reportera gráfica a principios de los ochenta, pasando por las series en torno a sus grandes temas –el amor, lo femenino, la intimidad– hasta su presente, donde la naturaleza toma cada vez más espacio en su fotografía. Porque hay un aura –ese “aire” del que hablaba Velázquez– en las fotografías de Lestido que, contrariamente al nombre del libro, no se ve pero sí se siente al mirarlas, y en definitiva es lo que hace encarnar las fotos, lo que hace que puedan transmitir más allá de la propia mirada de la autora. Esta muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes, curada por Gabriel Díaz y Juan Travnik, es la segunda gran retrospectiva de su obra, y la primera que se acompaña con un volumen impecable, tan sobrio como conmovedor, de 152 fotografías, editado por Capital Intelectual. El volumen contiene textos de Sara Gallardo, John Berger o Carl Jung, entre otros autores que parecieran poner las miguitas de pan en el camino que conecta las series fotográficas de diferentes épocas para lograr que lleguemos al corazón de cada imagen, más allá de su propia mirada, y de la nuestra también.

    ENTREVISTA> La foto que abre el libro, “Madre e hija de Plaza de Mayo”, tomada en 1982, es fundante de tu trabajo y también una de tus imágenes más famosas. ¿Qué te acordás de ese momento?
    Adriana Lestido: De alguna forma, todo viene de ahí. La hice a la semana de entrar en el diario La Voz, el primer medio donde trabajé. Me acuerdo de que la nena estaba parada al lado de la madre y lloraba; había muchos fotógrafos, todos haciéndole fotos. En ese momento me dio pudor y no pude levantar la cámara. Después, los demás siguieron haciendo fotos del acto –había oradores– pero yo seguí cerca de la nena, me había conmovido. En un momento, la madre la alzó y gritaron juntas. Entonces las fotografié y la foto fue tapa del diario al día siguiente.

    ¿Cómo la ves hoy, a veinte años?
    Siempre quise mucho esa imagen pero recién cuando hice una retrospectiva, en 2008, me di cuenta de que ahí está todo lo que desarrollé después: una madre, una hija y el dolor por el hombre ausente. Siempre pensé que la mujer pedía por su hombre y la nena por su papá. Recién pude contactarme con la mujer el año pasado y supe que en realidad el desaparecido era su hermano, Avelino Freitas, un dirigente obrero, delegado de Molinos Río de la Plata. Pero en el fondo es lo mismo.

    Es de las pocas imágenes que se conocen de tu época de reportera gráfica. ¿No pensaste en exponer otras de ese período en esta nueva muestra?
    No, porque la idea no fue hacer una selección de todo lo que hice sino más bien ir al fondo, a la trama que une los distintos ensayos. Está el Infanto, las madres adolescentes, las presas, las madres y las hijas, el amor… pero ¿qué hay detrás de todo esto? Eso es lo que quería ver: el hilo conductor, poder contar una sola historia. Esa foto de la madre e hija de Plaza de Mayo, como La Salsera, la foto de Casa Cuna y las polaroids, hacen de nexo entre las distintas series. De la etapa de reportera hay fotos que me gustan mucho pero son otra cosa, no entran dentro de ese núcleo, no forman parte de la raíz.(...)www.losinrock.com

    -

    ResponderEliminar