miércoles, 4 de mayo de 2011

EL CUERPO EN EL SIGLO XXI

El cuerpo en el siglo XXI
Robert Redeler

El cuerpo nuevo fue un mito político prometeico del siglo XX. El cuerpo nuevo contemporáneo, el que invade nuestras pantallas, nuestras calles y nuestras playas, se edifica muy lejos de esos mitos. No se parece al cuerpo soñado por Pierre de Coubertin: el cuerpo totalitario deportivo. No recuerda el cuerpo inoxidable de los fascistas, los nazis, los estalinistas. El cuerpo del mito totalitario expresaba el triunfo de la voluntad política.
En su lugar apareció un cuerpo nuevo que nadie antes había imaginado. No es un cuerpo esculpido por la política. Su emblema no debe buscarse en la estatuaria política, sino en la publicidad, sus carteles, sus deportes, sus imperativos.
Publicidad, entendida como todo lo que se escenifica frente a un público en un espacio colectivo abierto (deporte, televisión, espectáculo, erotismo comercial, cine).
En la segunda mitad del siglo XX, los cuerpos escaparon del recinto religioso. Pasaron a estar bajo la custodia de la medicina. Esta mutación no habría sido posible sin el paso a una sociedad del valor de uso, en la cual se conservaban los mismos muebles y el mismo guardarropa toda la vida y los mismos zapatos, y en la cual se remendaban las medias, a la sociedad de consumo (que sólo puede ser una sociedad de abundancia en razón de ser previamente una sociedad de destrucción donde lo producido por el trabajo de los hombres aparece solamente para ser destruido).
El cuerpo nuevo es ante todo el cuerpo devenido ego.
Nuestra época se caracteriza por esa singularidad: inventó la identificación del yo y el cuerpo. Cada uno se piensa: "yo soy mi cuerpo". "No, mi cuerpo, ese papel, ese fuego", como escribió muy bien Michel Foucault, sino "mi cuerpo, mi yo; mi yo, mi cuerpo".
Tanto los fanáticos de los sitios de encuentros en Internet como los astros del fútbol y los exhibicionistas de las películas porno identifican su yo con su cuerpo. Todas las mujeres buscadas para las publicidades de cremas para frenar el envejecimiento, también. Igual que los hombres seducidos con los espejismos del Viagra.
En la televisión, la publicidad es el momento matricial: todos los programas, especialmente los más contundentes y prescriptivos, o sea el deporte, los espectáculos musicales y la pornografía, se traicionan fácilmente como subproductos de la publicidad. Es falso ver esos programas como atrapamoscas pensados para que el telespectador quede adherido a la publicidad.
La verdad es otra: estos programas son productos derivados de la publicidad, en la que reside la esencia de la televisión. Por ende, la transformación del hombre (el repliegue del yo hacia el cuerpo) es el modo de operar. En los momentos televisivos fuertes -deportes, espectáculos y pornografía- la gran obra de la transmutación colectiva del cuerpo en ego por la publicidad aparece en plena tarea. El deporte, la publicidad y la pornografía no son zonas secundarias de nuestra modernidad, simples divertimentos. Al no ser un simple espectáculo de los cuerpos tal como existen, son más bien el software programático del cuerpo humano futuro.
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Fuente: diario Clarín, Buenos Aires, Argentina, 23-VIII-2009.
Selección y destacados: S.R.
Con-versiones abril 2011
Cuerpo y PSICOANÁLISO en Youtube

1 comentario:

  1. (...) el cuerpo no es el cuerpo perceptivo, entonces se abre el camino para decir que todo hay que construirlo, nos constituimos; los seres humanos no nacen, se hacen, la identidad sexual no está sostenida en la anatomía, apuntando por ejemplo a que el camino de lo femenino es una construcción. El tronco conceptual que se desprende de su seminario, dice Jorge Chamorro, es el que va de la identidad a lo femenino. Lo femenino, ligado a Hipócrates y a Freud como cuerpo en menos y, en cambio, desde Lacan ubicado del lado de un más.

    Para Freud, lo femenino o masculino se hace por identidad; esto es, por una coagulación de identificaciones mediante el instrumento edípico que construye seres humanos por identificación. En la enseñanza freudiana, hay dos instrumentos clínicos: el recuerdo y la identificación. Con todos sus avatares identificatorios, en el marco de la novela edípica, el sujeto es movido por la decepción y persigue el objeto que se escapa, el falo; estas transformaciones se organizan alrededor del cuerpo anatómico, o bien están suscritas por la constitución imaginaria del cuerpo.

    Hay tres tiempos: en la primera anotación, adquiero mi cuerpo por alienación, a través de la imagen o el espejo. Lacan plantea la anatomía del cuerpo del lado de lo despedazado, que Freud llamó etapa autoerótica; aquí está muy cerca de Freud, quien a su vez llamó constitución narcisística a la operación lacaniana del estadio del espejo.

    El recorrido de J. Chamorro plantea entonces un primer tiempo, imagen constitutiva del cuerpo (primer movimiento) pero se pregunta… ӿel cuerpo no está más? ¿se esfumó detrás de la imagen? ¡No!, alienarse en la imagen no me despoja sino me enriquece, armoniza mi cuerpo, mi carne”. Tenemos la alienación simbólica al significante amo, y un segundo movimiento, constitución del sujeto. Segundo tiempo, cuerpo erógeno, que es una versión simbólica del cuerpo despedazado con sus objetos libidinales. Lacan retoma el cuerpo como tal en el seminario de La angustia, para significar corporalmente la castración a través de la detumescencia del pene. Tercer tiempo, elementos forclusivos del cuerpo que se llaman fenómenos corporales sin sentido, que no son permeables al sentido, no son permeables al juego significante; J.A.Miller propone que son permeables a la letra.

    Para Lacan, después de complejas operaciones, hay convergencia del ser del sujeto que se separa del cuerpo, el parletre. La identidad no está pegada en el cuerpo, eso quiere decir que tenemos un cuerpo del cual hay que apropiarse, usarlo.

    En la última enseñanza de Lacan, el cuerpo de goce es un cuerpo que se encarna con la letra. El síntoma está hecho de letras y es profundamente corporal, es un cuerpo que se escribe en el goce de la letra. Lo que es profundamente corporal es el sinthome.
    nel-mexico.org

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